jueves, 31 de julio de 2014

Ficciones: Una carta reveladora


Ficciones

Una carta reveladora

Por María Guillermina Volonté

 

Publicado en el libro "Cartas de Amor", Antología Internacional 2014, Editorial Rosario, ISBN 978-987-3676-06-2.

  

    La carta llegó a mis manos por casualidad el día en que decidí ordenar el desván de la antigua casa de mis padres. Al levantar una polvorienta pila de libros, cayó al suelo. Inmediatamente reconocí la elegante letra de mi madre en ese papel amarillento por el paso del tiempo.

    - ¿Será alguna carta escrita a mi padre?, me dije.

    Pero no, estaba dirigida a un tal Ernesto… que no era el nombre de mi padre…

    Me sorprendió el “Mi adorado Ernesto”, con que comenzaba y me inquietó terriblemente el poder descubrir un posible misterio oculto de mi madre. Dudé en leerla, pero la curiosidad pudo más:
 
    “Te sorprenderá recibir esta carta luego de haber pasado juntos un fin de semana maravilloso – comenzaba la misiva –.

    Lo que te diré me desgarra el corazón, pero no he podido encontrar otra solución a nuestro dilema.

    Mi pequeña hija me necesita y yo la necesito a ella, mi marido jamás permitirá que me separe de él. Tú sabes perfectamente que no lo amo, nunca lo amé, que nuestro matrimonio fue una imposición de mis padres, pero no me queda otro camino que decirte adiós…

    Nunca dejaré de amarte. Aunque no estemos juntos, así nos sentiremos.

    Con todo mi amor. Lucía”

    ¡No lo podía creer! Jamás había sospechado que mi madre no había sido feliz en su matrimonio, jamás lo dejó traslucir. Todos los momentos vividos en familia se agolpaban en mi memoria, nunca un gesto que indicara sus verdaderos sentimientos, nunca una queja, nunca una lágrima, por lo menos en mi presencia.

    De pronto, caí en la cuenta de que si esa carta estaba allí, si yo la había encontrado entre las hojas de ese viejo libro, jamás mi madre la había enviado a su destinatario, ese desconocido llamado Ernesto…

    ¿Qué significaba esto?

    Me negaba a pensar en una doble vida de mi inolvidable madre. Pero…la carta seguía allí, a pesar de los casi 50 años transcurridos…

    Lo que más me angustió fue comprender que ya nunca podría saber la verdad y que la revelación que me llegaba a través de esas líneas quedaría por siempre en la nebulosa bruma del pasado…

lunes, 28 de julio de 2014

Cine: Sleeping Beauty: Ruda, cruel y áspera entre la seda


EL MONTAJISTA

Ensayos y reflexiones sobre cine
 
Sleeping Beauty

 


 Ruda, cruel y áspera entre la seda
 

Por María Julieta Escayola

La ópera prima de la directora australiana Julia Leigh nos transporta a una realidad poco conocida a través de un relato áspero, crudo y desprovisto de todo atisbo de sentimentalismos. Además, en la forma de la narración se vislumbra cierta dosis de distinción y encanto, de sensualidad en medio de la perversidad y de erotismo en medio de la atrocidad. Es aquí, en esta perfecta mixtura, donde reside el verdadero acierto de Sleeping Beauty (La bella durmiente).

     Se trata de una particular visión sobre la prostitución en la que se pueden hacer distintas lecturas. Debemos aclarar, antes de seguir con nuestro análisis, que el tema no es la trata de personas, puesto que existe en esta historia una decisión autónoma para ejecutar ciertas actividades, sin presión ni intimidación, se puede renunciar en cualquier momento y su “madama” le aconseja al personaje principal que no tome este camino como una carrera, que sea transitorio y que utilice sabiamente el dinero que conseguirá en cada encuentro.

     Así desplegadas las cartas, la película desafiará al espectador con una toma de postura, sobre todo en aquellos que necesitan siempre rotular, indignarse o aprobar (incluso antes de todo tipo de reflexión). En este sentido habrá miradas condenatorias o angustiantes. Lo cierto es que el debate está instalado. Por esta razón es que consideramos adecuada la narrativa que nos lleva a algún tipo de profundidad en el razonamiento.  

    Lucy (muy bien interpretada por la actriz Emily Browning) es una joven que tiene varios trabajos “tradicionales” (entre los que se cuentan la oficina y el café) y algunos otros extraños, como cuando se somete a experimentos médicos. Desde este punto de vista, su mundo es gris, frío y rutinario. Vive con dos seres que aborrece y la aborrecen y de tanto en tanto sale a la noche a tomar alguna copa y alguna línea. Hay una referencia a una madre que no aparece nunca y que, en una primera impresión, sería mejor perderla que encontrarla. Estudia pero no se sabe bien qué, tampoco parece que le entusiasma mucho. En todos estos ámbitos se conduce igual: apática, con el mismo tono de voz, con la misma expresión, con su misma forma inalterable.

    Ante la contundente afirmación “mi vagina no es un templo”, se evidencian signos de que el personaje principal está abandonado a su propia suerte. Ni su vagina es un templo, ni sus relaciones son sanas, ni su vida es un ejemplo. Su tránsito por el mundo se asemeja más a una sala de espera en el médico (tediosa e intrascendente) que a un proyecto con objetivos claros.

    El único vínculo fuerte lo mantiene con su amigo que está muriendo, como factor clave en el entramado de relaciones. Las escenas en que aparece nos recuerdan aquella verdadera tesis sobre el alcoholismo que es Adiós a las Vegas (de Mike Figgis, EEUU, 1995).

    Es en este estado donde decide hacer un llamado telefónico y entrar en un mundo que le es ajeno. Después vendrá todo lo demás. Lo más iluminado de su vida será el oficio que eligió. Como en Belle de Jour (de Luis Buñuel, Francia, 1967) la protagonista encuentra allí una especie de respuesta a su vacío emocional.

    La obra retrata una relación con el cuerpo. El derecho al propio cuerpo como medio para lograr otros fines. El derecho al propio cuerpo mostrado en su máximo fundamentalismo. La determinación de usar y abusar de él para lo que sea, donde sea y sin importar mucho las consecuencias.

    El mundo de la profesión más antigua en clave vip es un mundo en el que se muestran las miserias humanas, donde se ventilan cuestiones más que privadas y se hablan temas como la vejez, el hartazgo, el aburrimiento, el suicidio, la agresión, la desilusión.

    Pero Lucy no logra calmar su falta de propósitos y comienza a sentir curiosidad. De allí hay un paso para el desenlace y la conclusión ¿final?

    La escasa música le da un toque hosco a la trama. Sólo se detectará de un modo relevante en el plano secuencia de la casa en el campo. Con ello se indica que habrá un giro en la historia. Un modo extremo de ejercer la profesionalización del sexo: Lucy sabe que no habrá penetración y sin embargo, es lo único de lo que tendrá conciencia.

     La fotografía es sutil. La dirección de arte también, casi que nos invita a dormir entre sábanas de seda y sin saber sobre aquello que nos circunda.

    Minimalista, cruel, ruda. Así es la película que eligió para comenzar su camino cinematográfico Julia Leigh, adaptando la novela corta “La casa de las bellas durmientes” del escritor japonés Yasunari Kawabata (Premio Nobel de Literatura, 1968) y en la que también se inspiró el mágico Gabo para escribir su libro “Memoria de mis putas tristes”.

    La sensibilidad literaria del solitario Kawabata es puesta a prueba en la cinta, desposeída de todo elemento emotivo y sin emitir juicio de valor alguno. Leigh sale airosa en esta experiencia y se perfila bien.

    Finalmente, debemos decir que la prostituta durmiente tiene encanto, es bella y apacible. Pero fuera de ese sueño deseoso se oculta una realidad difícil de digerir.

 
FICHA TÉCNICA:

Directora: Julia Leigh

Producción: Screen Australia- Magic Films- Deluxe Australia- Spectrum Films- Bigears production- Jane Campion- Jessica Brentnall

Guión: Julia Leigh, adaptado de la novela “La casa de las bellas durmientes” de Kawabata, 1961.

Edición: Nick Meyers

Protagonistas: Emily Browning (Lucy)- Rachael Blake (Clara)- Ewen Leslie (Birdmann)- Peter Carroll (hombre 1)- Chris Haywood (hombre 2)- Hugh Keays- Byrne (hombre 3)

Australia- 2011

miércoles, 23 de julio de 2014

Realidades y relatos: Un mismo destino


Realidades y relatos

Un mismo destino

Por María Guillermina Volonté

No existe tragedia más grande que el enfrentamiento entre hermanos, amigos, ciudadanos de un mismo país, enfrentamientos ideológicos, políticos, que serán aún más dolorosos si son armados. La historia está repleta de reseñas sobre guerras fratricidas. La Guerra Civil Española sumió al pueblo español durante casi tres años en una violencia política, social y económica con decenas de miles de muertos y heridas difíciles de cerrar. Pensando en estas incomprensibles consecuencias surgió este relato que comparto hoy con Uds.


“En la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida”

                                                                  Federico García Lorca

 

    Nacimos en Alameda de la Sagra, el 11 de marzo de 1917. Digo “nacimos” porque fuimos dos: Federico y yo, que me llamo Francisco. Alameda de la Sagra es un pequeño pueblo cercano a Toledo, en España.

    Entre Federico y yo la única diferencia visible fueron los ojos: celestes intensos los de él, pardos y profundos los míos.

    De niños fuimos inseparables, compartiendo siempre los mismos gustos, los mismos juegos, compitiendo en el manejo del trompo o de las canicas hechas con trozos de piedra.

    Cuando llegamos a la adolescencia nuestro padre nos reunió y nos explicó que no podríamos seguir estudiando, pues debíamos ayudarlo con las tareas del campo, colaborando en la huerta y en el cuidado de las pocas ovejas, cerdos y cabras que teníamos.

    Quien más lo lamentó fue Federico, pero se propuso seguir estudiando por su cuenta, leyendo ávidamente cuanto libro conseguía en la pequeña biblioteca del pueblo.

    Nuestra madre se ocupaba de la casa, haciendo maravillas con los exiguos alimentos que llegaban a su cocina, sus guisos de lentejas con papas y unos escasos trozos de carne, eran devorados por nosotros al regresar de nuestra tarea diaria.

    Podríamos decir que siendo pobres, éramos felices…

    Hasta que estalló la guerra…

    Aquel 18 de julio de 1936 no sólo fue el inicio de una cruel guerra sino también fue el fin de nuestra tranquila y armoniosa vida familiar.

    Desde un principio comenzamos a diferenciarnos con Federico, nuestros pensamientos respecto al origen y al desarrollo de los enfrentamientos entre españoles, civiles y militares, nos llevó a violentas discusiones. Nuestros padres nos miraban y escuchaban y en sus rostros se reflejaba la desazón que les producían nuestras peleas.

    Hasta que un día, cuando ya la guerra tocaba la puerta de nuestra humilde casa, Federico se marchó sin despedirse, solo unas líneas donde explicaba su decisión de partir a defender sus ideales republicanos.

    Al poco tiempo los guardias civiles, aliados de la falange nacionalista, me reclutaron entre sus filas. Éramos unos diez muchachos del pueblo, nos entregaron unos anticuados fusiles y algunas pistolas y nos convocaban cada vez que decidían “dar un paseo” a los del otro bando que caían prisioneros.  Aprendimos que esos “paseos” consistían en llevar a los prisioneros a las afueras del pueblo, pararse frente a ellos y fusilarlos.
 
 
 
    Una noche me avisaron: “tenemos unos rojos, vamos a pasearlos”.

    En la oscuridad solo distinguí a unos seis o siete muchachos como nosotros, más desalineados y barbudos quizás, que con las manos atadas a sus espaldas esperaban uno junto al otro, con sus cabezas erguidas orgullosamente, el desenlace  final.

    A la orden del superior disparé al pecho del odiado enemigo que tenía delante.

    “Ahora ¡a rematarlos!” – rugió el teniente.

    Me acerqué con la pistola en la mano y en esa oscuridad distinguí dos ojos de un celeste intenso, pero ya sin brillo, que me miraban sin ver…

    Me paralicé, lentamente levanté la pistola y lo último que sentí fue el frío del cañón sobre mi sien…

domingo, 20 de julio de 2014

Sociedad: Razones para festejar


Sociedad


Razones para festejar


Por Julia Volonté

    La historia cuenta que el argentino Enrique Ernesto Febbraro, luego de ver alunizar el Apolo XI el 20 de julio de 1969, y sentir que por una vez en la vida toda la especie humana estaba unida, propuso que en esa fecha se festejara el día del amigo. Por eso en Argentina, Brasil y Uruguay, países que adhieren a esta celebración, el 20 de julio se conmemora dicho día.

    ¿Pero que celebramos? La Real Academia Española define amistad como el afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Y el neurólogo y neurocientífico  Facundo Manes explica, entre otras cosas, en su libro Usar el cerebro que la vida social activa nos protege del deterioro cognitivo y que los vínculos sociales nos permiten sostener nuestra propia vida.

    ¡Pavada de importancia que tienen los/as amigos/as en el diario vivir! Implica una construcción que activa todas nuestras capacidades, en ella ejercitamos la tolerancia, la comprensión y el afecto puro. Porque los amigos son como esos hermanos que tenés pero que no heredaste sino que elegiste. Y es una construcción porque como dice la RAE se fortalece con el trato. Por eso este domingo celebremos con esos hermanos de la vida a pesar de las diferencias como dice Quino. Salud!
 



jueves, 17 de julio de 2014

Cine: Animación digital: ...Y el Hombre creó la Informática


EL MONTAJISTA

Ensayos y reflexiones sobre cine

 

Animación digital

…Y el Hombre creó la Informática

 

Por María Julieta Escayola

Para Analía, en agradecimiento por La oveja pelada

Enhorabuena. Un día el Hombre creó la Informática para llenarnos de infinidad de herramientas y re- creaciones que nos permiten la vida más entretenida.

Y es que hoy por hoy la animación por computadora implica una forma común de hacer cine a la vez que un recurso más en el intrincado arte audiovisual.

Por lo general hay un imaginario que nos dice que “los dibujitos” son para niños. Sin embargo, muchas veces, son los propios adultos los que se quedan absortos viendo alguna propuesta por el estilo. Ni qué decir ahora con la digitalización de imágenes, que propone un sinnúmero inacabable de creatividad y encanto.

     El dibujo animado (o también llamado en otros países caricatura, del inglés cartoon) implica el compromiso del ilustrador de ir dibujando cuadro por cuadro cada fotograma de forma minuciosa hasta convertirlo en una secuencia de movimiento. Un verdadero mecanismo de relojería, de paciencia y descomunal trabajo del hacedor.

El primer dibujo animado es argentino. Fue realizado por el caricaturista y director de animación Quirino Cristiani (Italia, 1896- Argentina, 1984) con su película muda El apóstol, que fue estrenada el 9 de noviembre de 1917. A partir de ese momento se desplegarían múltiples posibilidades dibujeriles. Largometrajes, medios, cortos, para televisión, tiras, en video, variopintos, para adultos, para niños, para jóvenes.

Más adelante los productores se aliarían a la computadora para armar la animación digitalizada, cuya técnica es igual a la analógica pero le facilita mucho más el trabajo al artista.

La primera experiencia llegó de la mano de la película Tron (de Steven Lisberger, EEUU, 1982), utilizando algunas tomas enteramente informatizadas. Pero el gran fenómeno aparecería cuando las compañías Pixar y Disney realizaran el largo Toy Story (de John Lasseter) estrenada el 22 de noviembre de 1995 en EEUU; totalmente generada por computadora y destinada a las delicias de los más pequeños. Hoy en día, la multipremiada empresa Pixar (comprada por Disney) es la principal promotora de importantes innovaciones artísticas.

 

Los éxitos de Pixar no se hicieron esperar y podemos mencionar, entre los más populares y sin contar las conversiones a 3D, Monsters, Inc. (de Peter Docter, Lee Unkrich y David Silverman, 2001), Buscando a Nemo (de Andrew Stanton y Lee Unkrich, 2003), Ratatouille (de Brad Bird y Jan Pinkava, 2007), Wall-E (de Andrew Stanton, 2008) o Valiente (de Brenda Chapman, 2012).

 

Es así que la animación digitalizada ha copado el planeta. Grandes festivales de animación por computadora promueven esta movida. En Mendoza, Argentina, la Escuela de animación y artes digitales- Fundación Mendoza Crear (ESCAAD) es un importante referente en la región de Cuyo y desde 2009 se dedica a la enseñanza del nuevo arte.

De esta manera, hoy gozamos viendo algunas verdaderas maravillas del software. Con toques de moraleja, de tipo pedagógico, de lemas sin eufemismos y escasez de golpes bajos, hay algunos que merecen ser recordados.

Al respecto hemos elegido, para mostrar hasta qué punto llega la creatividad, y de manera absolutamente arbitraria, tres cortometrajes producidos en animación digitalizada pero que se caracterizan por haber dejado huella.

For the birds (de Ralph Eggleston, EEUU, 2000) es una joya. Ha sido de los  cortos más conocidos de Pixar al punto de terminar en las redes sociales en forma masiva. En tiempos de maltratos y destrato, de prejuicios, de intenciones maliciosas, de chismes innecesarios, de bullying y discriminación, la película enseña y ejemplifica con justicia, con sutil ironía y con un paso de comedia que impide dejar de reír. Indiscutible ganadora del Oscar al mejor corto animado, lo más lindo es su firme ternura.

 

La oveja pelada (Boundin’, de Bud Luckey y Roger Gould, EEUU, 2003)  encierra un bello mensaje. Todo pasa, todo cambia, se resignifica y es cíclico. Sin duda alguna, es uno de nuestros favoritos.

 

Finalmente, un argento. José Martín Luengo ha tomado los dibujos de Florencio Molina Campos y ha digitalizado historias gauchas. Rebenque fue publicado en youtube el 29-10-12.

 

Las películas en computadora no se agotan aquí y para algunos representan el cine del futuro. Los más chicos están acostumbrados a ver animación de este tipo, y se hace cada vez más difícil el dibujo de características artesanales. Pero como todo, hay que ver el lado lleno de la botella y debemos apreciar la cantidad de beneficios que para el arte cinematográfico esto significa. Además del arte, el entretenimiento y la industria, claro está. El cine es todo eso. Y más.

Consejo: vea dibujos animados computarizados. Para sus hijos, para Ud. mismo, para otro. No se va a arrepentir. Son poderosos y pueden producir verdaderas transformaciones, como quien, alguna vez, juró no ver nunca más una película y hoy escribe sobre cine.

lunes, 14 de julio de 2014

Deportes: Gracias, fútbol


Deportes

Gracias, fútbol

Por Fernando Volonté

    Cuando el pasado 12 de junio se iniciaba la disputa del Mundial de Fútbol en Brasil, decíamos de nuestras fundadas esperanzas en la participación de la selección argentina, pero sin presuponer una actuación tan descollante que la condujo a ubicarse finalmente en el segundo lugar entre las 32 representaciones participantes del certamen.   

    Quienes seguimos con “pasión futbolera”, ronda tras ronda, la actuación de nuestro equipo –despojándonos de todo sentimiento patriotero- pudimos apreciar que su juego fue de menor a mayor, basándose en dos premisas fundamentales: humildad y trabajo de equipo, que lo fueron proyectando hacia los primeros puestos del torneo mundial, para llegar luego de 24 años (como en Italia 1990)  a disputar el partido final.

    En esta imagen, tomada al finalizar el encuentro contra Holanda (clasificada en el 3er. lugar), encontramos la síntesis más representativa de esas premisas antedichas:

 

    Del esfuerzo y actuación de nuestros futbolistas una expresión acabada y concisa es la que manifiesta el escritor Juan Sasturain en la nota que hoy publicó:


    Finalizó el Mundial 2014. El próximo en 2018 será en Rusia.

    Éste nos dejó una clara señal: no pensar más en “salvadores” individuales, el éxito o la victoria la encontraremos en el trabajo en equipo entre todos.

    No echemos en saco roto el mensaje que nos dejó este deporte.

    ¡Gracias, fútbol!

viernes, 11 de julio de 2014

Teatro: Macbeth


Teatro

Sentimientos, Literatura, Ficciones y Teatro: una mirada diferente

Por María Guillermina García

    No soy ni crítica de cine, teatro o televisión. No soy profesora de literatura ni tengo licenciatura alguna en letras. Sólo me apasionan estas artes y quisiera compartir en este espacio lo que siento como simple espectadora.

Hoy: MACBETH, El sueño de las brujas de William Shakespeare

Versión y dirección de Carlos Rivas

 

Ficha técnica: Puesta, versión y dirección de Carlos Rivas en el Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551 C.A.B.A. www.elculturalsanmartin.org Mayo y Junio de 2014

Elenco: Gabriela Toscano, Vanesa González, Carlos Rivas, Mercedes Spangenberg, Cecilia Dellatorre, Mariana Melinc, Dalia Elnecavé, Andrés Portaluppi, Jorge Lifschitz, Bruno Rivas.

Autor: William Shakespeare                                                                     Versión y Dirección: Carlos Rivas

Asistente de dirección: Cecilia Dellatorre                                              Escenografía: Carlos Rivas – Facundo Necchi

Iluminación: Gonzalo Córdova                                                                                Vestuario: Alejandra Robotti –   Mercedes Spangenberg

Música original y ejecución en vivo: Bruno Rivas Toscano                   Letras de canciones: Carlos Rivas

Producción: Compañía El Fulgor                                                            Producción ejecutiva: Lucas Silvani

Voz en off: Alejandra Majluf                                                                     Voz niño en off:  Ignacio Melinc

Armadura y coronas: Facundo Necchi                                                     Fotografía: Studio Fotín

Prensa y comunicación: Más Prensa

    Me enamoré de William Shakespeare allá por 1984, promediando mis estudios secundarios en el Liceo Víctor Mercante de la Universidad Nacional de La Plata, y desde aquella vez en que leí justamente Macbeth, nunca pude dejar de leer todas y cada una de las obras de Shakespeare y de ver en teatro las distintas versiones que se han hecho de ellas.

    Imposible ver todas, son decenas de miles. Algunas apegadas al texto original, otras muy modernas. Algunas de 4 horas de duración y otras simplificadas en sólo 60 minutos.

    Este año se celebra el 450 aniversario de su nacimiento con infinidad de actividades en el mundo entero.


    Pero vayamos a la obra en cuestión. Esperando en la fila para ingresar en la sala 3 del Cultural San Martín, como se lo llama coloquialmente, ya aparecían cubiertas de negro, las brujas a hablar entre ellas y con el público, por lo que la obra y la emoción empezaban, de sorpresa, antes de ingresar a la humilde sala.

    Las brujas han influido, sin duda, sobre los monarcas europeos como otro tipo de magos y adivinos a lo largo de la historia, reflejadas en muchas obras de Shakespeare y de otros autores. En esta obra su rol es fundamental, ya que llevan al protagonista a arrebatar el poder a través de horrorosos homicidios y actos desesperados que terminan en una casi inevitable demencia absoluta colmada de culpas y remordimientos.

    El papel central de estos seres, que a veces se transforman en tangueras que nos cantan lo que va a suceder, es sin dudas protagonista de la obra, tanto como la pareja de tiranos (ambos roles interpretados por mujeres).

    Gabriela Toscano es Macbeth y Vanesa González es Lady Macbeth la pareja que, por una desmedida ambición, comete crímenes horrorosos para irrumpir en el trono escocés y luego sus remordimientos los debilitan a tal punto que son vencidos por los legítimos herederos del reino, también interpretados, en algunos casos, por mujeres.

    Y aquí me detengo. Es tan impresionante la puesta, tan atrapante los textos literales de la obra de Shakespeare mezclados con los del Director que me sentí atrapada y conmovida y no importa qué sexo haya tenido el actor o actriz, sino cómo interpretó el rol que le tocó en esta historia que tanto conozco.

    Emoción, intriga, tragedia, humor, música, excelentes actuaciones e impecable dirección hicieron que esta versión trasformara mi día en maravilloso. Me sentí plena al salir del teatro, colmada de arte y excelencia. Feliz.

    ¿Qué más pedir al ver una ficción?

    Lamentablemente hoy también veo ambiciones desmedidas, delitos para acceder al poder, impunidades, tal vez, pseudo adivinos que asesoran a poderosos.

    Pero el arte todo lo colma en mí.

    Espero para volver a escribir a la próxima obra, o programa que me conmueva.  Lo hago muy tranquila, porque las brujas no existen… pero que las hay…

    LAS HAY!

martes, 8 de julio de 2014

Cine: 2046: Un mundo de soledades compartidas


EL MONTAJISTA

Ensayos y reflexiones sobre cine

 

2046

 

 Un mundo de soledades compartidas:

Por María Julieta Escayola

Desde su traspaso en 1997, China prometió mantener a Hong Kong con dos sistemas conjuntos, con el mismo modelo político y económico que venía teniendo y como región administrativa independiente hasta 2047.

Partiendo de esta… ¿premisa? 2046 es el tren hacia los recuerdos, es una memoria inalterable en donde no hay permiso para el olvido. ¿Es preferible volver, no haberse ido nunca o no regresar? Lo cierto es que mientras intentamos descifrar el mensaje “subliminal” del título, nos vamos distrayendo con la historia (no obstante la lectura política puede llegar a ser fascinante).

Es así que nos dejamos llevar por la sensualidad y el romanticismo del film. Y decimos romanticismo en el más puro sentido del término.  Amor, desencuentros, fracasos y sufrimientos.

¿Acaso la atmósfera reflexiva cargada de sentimiento nostálgico sea tal vez el gancho de esta especial narración? De modo laberíntico, el guión atrapa y como la escalera de Penrose se eleva al infinito. En este sentido la película podría catalogarse de cortaziana por su preocupación sobre el tiempo. Tiempo que se va, tiempo que se fue, tiempo que no entiende de tiempos.

Preciosista y meticulosa, la presentación describe un mecanismo de relojería en donde nada está librado al azar. Partiendo de la leyenda de quien cuenta un secreto al hueco de un árbol y luego le coloca barro, se inicia esta catarata de confesiones amorosas que no terminan, convirtiendo al espectador en árbol mismo y receptáculo de verdaderas intimidades personales.

Las experiencias del protagonista devienen una y otra vez en sucesos repetidos de desilusiones amorosas. Amores rotos, como corresponde a todo romántico. Y así el relato coral, transita entre la historia del periodista Chow Mowan, la de su amiga muerta, las hijas del posadero, la vecina de cuarto, la misteriosa con su guante negro, la mujer casada, la simpática androide de efecto retardado (esto nos recuerda que cuando uno se da cuenta de algo ya es tarde) y el japonés existencialista. Cabe mencionarse que la vida amorosa del Sr. Chow fue contada anteriormente en las películas Days of Being Wild (Días Salvajes, 1991) e In the mood for love (Con ánimo de amar, 2000) y con esta tercera incursión se arma un potente tríptico sobre el inquieto personaje.

Los sintagmas están bastante definidos (sobre todo con referencia  a las tristes noches navideñas), y mientras se desenvuelve la trama en forma de flashback y flashforward combinados con la historia “escrita”, se permite descansar de cierto vértigo en la narración a través de los ideogramas chinos que nos introducen en la toma siguiente.

Durante todo el recorrido de este tren de emociones, nos encontramos con un show de vívidos colores y un espectáculo visual maravilloso nos espera para que lo degustemos con los ojos hambrientos de asombro.

Al director Wong Kar Wai (Shangai, China, 1958- ) le fascina todo lo que tenga que ver con la cámara ralentizada de una forma sugestiva y muy personal. También le gustan los colores monocromos y contrastantes, la saturación y la indefinición de imagen pero a la vez la profundidad de campo en donde hay foco por todas partes. No falta en su filmografía aquel traje tan oriental de cuello mao que ensalza la figura femenina y el acompañamiento con una música claramente occidental como los boleros. Esta fusión la resuelve de una forma sorprendente. Y es que él mismo pertenece a dos mundos un tanto diferentes y eso lo convierte en alguien interesante: habiendo nacido en China, comenzó a vivir desde sus cinco años en Hong Kong. Tarea un tanto complicada, empezando por el idioma, ya que mientras aprendía en mandarín, en Hong Kong se habla el cantonés.

Por otra parte es magistral su manejo de las tomas. Puede realizar un plano detalle de pies o manos mezclados con un plano medio en donde no se muestra al personaje pero se lo puede identificar claramente. Asimismo la regla de los tercios es utilizada como si fuera magia.

    Su filmografía no es apta para los amantes de la acción con patadas voladoras y bombas, y en las que una escena que uno pierda se asemeja a una mancha en el tigre. Acá hay que estar atentos. Las minucias a que nos expone el guión son el mayor atractivo. Hay que verla más de una vez, y de paso nos deleitamos más de una vez.

La dirección de arte es impecable. Debemos resaltar además, la composición de la imagen, la dirección de fotografía (del australiano Christopher Doyle, con el que siempre trabaja WKW), la iluminación surrealista, el vestuario y el maquillaje dignos de ejemplo.

 

La música elegida y la compuesta son realmente excepcionales.  La ópera correctamente colocada, como así también la rumba Siboney o el bolero Perfidia, más que conocidos en la época en que está ambientado el film, los inolvidables sesenta.

Como dijimos anteriormente, 2046 es un deleite al paladar visual. Desde su relato nos muestra que todo es cíclico o se diluye en el tiempo (tanto esfuerzo inútil para que todo quede en nada). “El amor es cuestión de coordinación: es inútil hallar a la persona adecuada si no es el momento adecuado”, dice Chow. Todos sufrimos un amor desencontrado o no correspondido. Y en definitiva todo se reduce a soledades compartidas.

     Bueno, al fin de cuentas qué tanta alharaca, no nos pongamos profundos, es sólo una película. El gran problema es que está bien hecha y en la penumbra oscura de la proyección corremos el riesgo que nos refleje nuestra pobre humanidad.

FICHA TÉCNICA:

Director: Wong Kar Wai

Producción: Eric Heumann- Wong Kar Wai- Zhang Yimou

Guión: Wong Kar Wai

Música: Shigeru Umebayashi

Fotografía: Christopher Doyle

Protagonistas: Tony Leung- Chiu Wai- Gong Li- Faye Wong- Takuya Kimura- Zhang Ziyi- Carina Lau- Chang Chen- Dong Jie- Maggie Cheung

China- EEUU- 2004