Turismo y medio ambiente
Parque Nacional Baritú en Salta
Por Aldana
Fernández
Los antecedentes de la creación del parque se
remontan al año 1971. Ese año un grupo de investigadores y naturalistas del
Instituto Miguel Lillo de la Provincia de Tucumán, elaboran un proyecto con la
idea de proteger un área de la Provincia de Salta que había logrado mantener
sus ambientes naturales intactos a lo largo de 200 años. El proyecto tenía como
objetivo la creación del Parque Nacional Lipeo-Baritú. Por estas razones, el
gobierno de Salta acepta la propuesta y en marzo de 1974 se crea el Parque
Nacional Baritú.
La Ley 20.656 sancionada el 27 de marzo de
1974 y promulgada el 24 de abril de 1974, por el Senado y la Cámara de
Diputados de la Nación Argentina, Reunidos en el Congreso, sanciona con fuerza
de ley bajo el régimen
del Decreto- Ley 18.594/70,
el Parque Nacional Baritú,
ubicado en el departamento de Santa Victoria, provincia de Salta, sobre la
frontera con Bolivia.
En 1978 se sanciona la Ley 21.860, por la
cual se retornan al Estado provincial doscientas hectáreas del Parque.
Su nombre deriva de las voces quechuas
“huario”, que significa población, y “tu” (diminutivo). Así, Baritú significa
“población pequeña”.
Protege una porción de 72.229 hectáreas de
la ecoregión denominada “Yunga” o “Selva de Montaña”, la cual es una de las
regiones con mayor biodiversidad de la Argentina. Esta región puede dividirse
en tres subregiones definidas por la altitud y la humedad disponible: Selva
Pedemontana, Selva Montana y Bosque Montano.
La
selva montaña, ubicada por encima de los 500 metros sobre el nivel del mar, es
la que predomina en el Parque. Allí puede observase gran variedad de epífitas
-plantas que crecen sobre otras sin ser parásitas- que tapizan las ramas o
cuelgan como cortinas; mientras que lianas y enredaderas trepan por los troncos
de los árboles. El nivel inferior de las Yungas corresponde a la denominada
“Selva Pedemontana” representada por árboles de Tipa, Pacará y Cebil,
acompañados por el Jacarandá y el Cuchucho. En el sotobosque, musgos y helechos
cubren el suelo y las rocas. A partir de los 800 m.s.n.m. comienza el “Bosque
Montano”, aquí se destacan el Nogal, el Aliso y el Pino del Cerro.
Hay
diferentes ecotonos o zonas de transición, como por ejemplo, entre la selva de montaña
y el bosque montano, la selva de montaña y la selva pedemontana.
Existe
una asociación sin fines de lucro, la Fundación ProYungas, que se encarga de
llevar adelante actividades de gestión para la conservación y el desarrollo
sustentable en la ecorregión de las Yungas o Selvas Subtropicales de Montaña y
de otras áreas del subtrópico argentino. El trabajo de ProYungas se encuentra
enmarcado en cuatro áreas complementarias entre sí, en las cuales pretenden
alcanzarse los siguientes objetivos:
-
Generación
de información y capacitación técnica para orientar y sustentar vocaciones y
compromisos profesionales hacia la problemática ecológica de las yungas, para
fomentar la investigación para el proceso de toma de decisiones y la
implementación de acciones de conservación de los recursos naturales.
-
La
conservación de los recursos naturales estableciendo áreas con prioridades de
conservación (una de ellas es la Alta Cuenca del Río Bermejo, río que forma el
límite del Parque Nacional Baritú en un tramo al noreste), trabajar en la
conservación de este ecosistema a lo largo de los Andes, además del diseño y
gestión de reservas naturales públicas y privadas.
-
Educar
y concientizar a la población en temas relacionados con la conservación de las
Selvas de Montaña.
-
El
desarrollo sustentable, generando espacios de trabajo de bajo impacto ambiental
que vinculen la conservación de la biodiversidad con el desarrollo productivo
de comunidades locales (campesinas y aborígenes) de las Selvas de Montaña.
-
La
difusión de material gráfico destinado al público en general y al académico.
Las
yungas, son unas de las áreas que requieren más atención en Argentina, esta
región se extiende por Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja y hasta
Bolivia. Ha sido reconocida por Bird Life International como una de las 218
regiones del mundo con mayor endemismo de aves (es decir, aves que son propias
y exclusivas de esta región). También es considerada por la Fundación Mundial
Vida Silvestre como una de las doscientas regiones del mundo cuya conservación
es prioritaria. De acuerdo a estudios, la región ha perdido
más del setenta por ciento de su zona boscosa debido a la actividad humana. El
Parque Nacional Baritú y toda la región de yungas están sufriendo un proceso de
aislamiento geográfico y las poblaciones de animales y plantas silvestres
quedan ‘presas’ dentro de los límites no deforestados y no tienen posibilidades
de intercambiar genes, como es el caso del Yaguareté, y se sabe, que con la
pérdida del hábitat natural de los animales la desaparición es inminente.
Es muy importante la conservación y
protección de las yungas y el Parque Nacional Baritú, por la gran biodiversidad
que tienen y además, porque es el habitad del Yaguareté, declarado monumento
natural nacional (ley 25.463) y monumento natural provincial en Salta (decreto
1.660), Chaco (ley 4.306) y Misiones (ley 2.589).
El Yaguareté fue declarado monumento natural
de la argentina por la ley 25.463 en el año 2001. La ley fue sancionada el 15
de agosto de 2001 y promulgada el 7 de septiembre del mismo año, pero después
de 13 años la misma está sin reglamentar aún.
En la Argentina quedan sólo 200 ejemplares
de Yaguareté, se encuentran en serio peligro de extinción y sigue habiendo
problemas de caza furtiva e indiscriminada, deterioro del hábitat, tráfico de
fauna, etc., que afecta no sólo al yaguareté, sino a toda la biodiversidad del
lugar.
Otros
animales que se encuentran en el parque son el puma, chanchos de monte, el oso
hormiguero, el tapir, el carpincho y el zorro. En el recorrido a través de los
senderos del Parque es posible avistar ardillas, hurones o monos caí. Los ríos
tales como el Lipeo, Pescado y Bermejo son el hábitat de distintas especies de
peces autóctonos como sábalos, bogas, bagres y dorados. Las aves de variadas
formas y colores habitan los diferentes pisos de vegetación de la selva,
encontrándose desde águilas crestadas hasta el minúsculo picaflor enano.
Enriquecen esta diversa fauna numerosas especies de insectos, anfibios y
ofidios.
Con
el correr del tiempo, si no actuamos contra la extinción de las especies, vamos
a tener que resignarnos a ver estos animales solo en nuestros sueños. Cada vez
es más el número de animales que corren el riesgo de convertirse en piezas de
museo y las áreas naturales protegidas en apenas algo más que zoológicos para
animales en extinción.
Aunque
se intenta revertir esta circunstancia con la creación de áreas naturales
protegidas, son muchísimas las especies que quedan fuera de los límites de las
mismas y al no ser tan conocidas no hay protección oficial para ellas. Es
elemental el hecho de conocer cuáles son estas clases, cuántos ejemplares
quedan de cada una y dónde se localizan las poblaciones de mayor interés para
protegerlas.
El
Parque Nacional Baritú conserva signos de una gran diversidad cultural y posee
un valioso patrimonio antropológico y arqueológico vinculado a la denominada
cultura San Francisco. Sucesos de significancia como por ejemplo los
relacionados al período preincaico e incaico, la conquista y colonización, las
guerras de Independencia y del Chaco, la guerrilla del '60 y el desarrollo
productivo del “Ramal” jujeño-salteño, han dejado su huella marcada en las
comunidades campesinas.
Es
así como este pasado aporta a la identidad cultural actual de la región y
constituye un espacio importante de resguardo y evolución de los recursos
antropológicos que hoy en día se pueden apreciar en aspectos tales como:
sistemas de agricultura y ganadería, rasgos arquitectónicos, comidas,
topónimos, rituales, leyendas y mitos.
Los
guardaparques del Parque nacional Baritú se dedican a las tareas de control,
vigilancia social y ecológica del área protegida, control de caza, pesca y otras
actividades, la atención al visitante, el apoyo a la Investigación y asistencia
a las comunidades indígenas y pobladores del área protegida, la educación
ambiental en las escuelas de la zona, patrullas y recorridas, relevamiento de
flora y fauna, monitoreo de fauna, mantenimiento de vehículos, entre otras
actividades.
Uno
puede ayudar en la conservación de esta área mediante un programa de
voluntariado del Parque, en el cual cualquier persona puede participar si
cumple con los requisitos de inscripción. Las actividades que realiza cada
voluntario son de acuerdo a las necesidades de cada área y los talentos
personales e inquietudes de cada voluntario, intentando lograr beneficios para
todas las partes intervinientes en el proceso de voluntariado.
Para
el turismo es recomendable la visita de junio a octubre ya que las lluvias
estivales influyen en el estado del camino.
En
el parque se puede realizar turismo naturaleza y ecoturismo, ya que la
realización de actividades recreativas y de esparcimiento en el área protegida
ayuda a la interpretación y/o conocimiento de la naturaleza con diferentes
grados de profundidad, sin degradar ni agotar los recursos.
También garantiza la seguridad del turista teniendo en cuenta que
algunos de los elementos integrantes de este ambiente natural de Selva de
Montaña pueden representar riesgos para las personas. Informándose
convenientemente y adoptando las precauciones necesarias uno puede disfrutar
plenamente del lugar. Algunos de los factores causantes de riesgo son:
-
Los
animales silvestres como el puma, yaguareté, que si bien tienden a evitar la
presencia del hombre, pueden resultar un riesgo en determinadas circunstancias,
como por ejemplo en caso de que estén alimentándose o con sus crías.
-
Existen
especies como arañas, escorpiones, avispas, abejas o reptiles cuyas picaduras
y/o mordeduras pueden ser venenosas, de gravedad y más si una persona es
alérgica a estos animales.
-
Es
posible durante el tránsito por los senderos, rozar accidentalmente plantas
como las ortigas u otras que pueden producir reacciones urticantes
superficiales en la piel, con picazón y ardor. El efecto no es de gravedad y
desaparece al pasar unos minutos.
-
Se
recomienda no ingerir hojas, tallos, semillas o frutos que no se reconozcan. Es
importante tener especial cuidado con los niños.
-
Asesórese
sobre la vacunación contra algunas enfermedades regionales presentes como la
fiebre amarilla, dengue, malaria, entre otras.
Algunos de los senderos que se pueden realizar se encuentran en proceso
de construcción como "senderos interpretativos" y no todos cuentan
aún con la cartelería específica. Ellos son:
-
El
Lipeo - Abra de Minas – Baritú: Es un recorrido de 16 km y parte desde la
comunidad El Lipeo por el camino vehicular, pasa por “el cedral” y el punto
panorámico “Abra de Minas” es el sitio más alto del recorrido a 1770 msnm.
Luego se llega a la comunidad Baritú.
-
Sendero
Cultural “El Molejón”: Parte a 100 m del Destacamento del Parque y visita un
molino de piedra utilizado antiguamente por la comunidad para la molienda de
maíz.
-
Sendero
El Cedral de Abra de Minas: Es un recorrido de 8 km hasta el ingreso. El
sendero de 200metros recorre un sector poblado de árboles de Cedro Salteño de
imponente envergadura.
-
El
Lipeo - La Junta: Es una caminata corta que bordea el Río Lipeo y llega hasta
la unión de los ríos San José y Cayotal. Es recomendado para la observación de
aves.
-
El
Lipeo - Las Termas del Cayotal: El trayecto es de una hora y media de duración
y llega a un sitio con aguas termales que se encuentran fuera del Parque
Nacional.
-
Baritú
- Los Helechos: Tiene una duración de 8 horas de ida y vuelta. El recorrido
parte desde la comunidad Baritú y visita un área con helechos arborescentes. Se
realiza solo con guía.
También se puede pernoctar en el camping agreste El Ukumar, ubicado en
la Comunidad Aborigen El Lipeo a orillas del Río Lipeo, la misma cuenta con
mesas, bancas y fogones, pero el camping no cuenta con servicios para el
visitante ni proveeduría.
La forma de llegar a este parque es por vía
terrestre, partiendo desde la ciudad de San Ramón de la Nueva Oran en Salta,
por la ruta nacional Nº 50 hasta la localidad de Aguas Blancas, en el límite
con Bolivia. Desde allí, previa realización de trámites aduaneros y
migratorios, se recorren 110 km. por la Ruta Panamericana Nº1 en territorio
boliviano que se encuentra pavimentada y posee una gran belleza escénica.
Antes de la localidad “La Mamora” se toma el desvío al puente
internacional regresando a Argentina y luego de transitar 18 km. por la Ruta
Provincial Nº19, consolidada, se ingresa a Los Toldos. Tras 26 km. más, se
arriba al Parque Nacional Baritú. Por precaución es mejor cargar combustible en
Orán o Aguas Blancas ya que en Los Toldos es difícil conseguir.
Para el viaje a este Parque Nacional es
recomendable llevar consigo toda la documentación personal y del vehículo que
utilice para el cruce internacional. La aduana boliviana exige póliza de seguro
del vehículo con cobertura para la República de Bolivia y la Tarjeta Verde para
Titular. En caso de ser autorizado, la autorización debe ser legalizada por un
escribano con el sello del Consulado de Bolivia, el trámite es sencillo y puede
realizarse en la Ciudad de San Ramón de la Nueva Orán. Los menores de edad que
viajan con un solo padre precisan la correspondiente autorización legalizada.
Hay que ser consciente que es un área
protegida, y aunque no lo sea, siempre hay que respetar a la naturaleza y saber
que en ella no está permitido cazar, pescar o molestar a la fauna silvestre,
extraer cualquier elemento natural como plantas, musgos, rocas, insectos u
otros animales, arrojar basura o cualquier tipo de daño sobre el medio
ambiente.
‘‘El propósito del reino vegetal es
alimentar a los animales y los humanos, mantener la tierra firme, realzar la
belleza y equilibrar la atmosfera. Las plantas y los árboles cantan a los
humanos en silencio y todo lo que piden a cambio es que nosotros le cantemos a
ellos’’ (Morgan, 1991: 68).