sábado, 14 de febrero de 2015

Relatos de viajes: En la Ciudad de Santos y Cantos


Relatos de viajes

En la Ciudad de Santos y Cantos

Por María Guillermina Volonté

“Yo nací en Ávila, la vieja ciudad de las murallas y creo que el silencio y el recogimiento

 casi místico de esta ciudad, se me metieron en el alma nada más nacer”

Miguel Delibes

“La sombra del ciprés es alargada”

 

Extractado de mi blog “Arrastrando las valijas”, en el cual se pueden leer distintas experiencias y vivencias de los viajes que he realizado. La dirección del blog es: www.mariaguillerminavolonte.blogspot.com.ar

 

    El miércoles 30 de mayo de 2007 llegamos en auto a Ávila desde Madrid, que está a unos 115 km de distancia. Ávila es una ciudad totalmente amurallada que es llamada también Ávila de los Caballeros o Ciudad de Santos y Cantos, ya que es la cuna de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz. Pertenece a la comunidad autónoma de Castilla y León y es la capital de la provincia homónima, siendo una de las ciudades más altas de España, a 1.131 m. sobre el nivel del mar, en virtud de lo cual en su casco urbano son relativamente frecuentes las nevadas durante el invierno. Limita al norte con la Provincia de Valladolid, al sur con Toledo, al este con Segovia y la Comunidad de Madrid y al oeste con Salamanca.

    Antes de entrar en la propia ciudad hicimos una parada en un mirador, extramuros, es decir fuera de la muralla, cerca del Río Adaja, llamado El Humilladero o el Crucero de los 4 Postes, donde hay un monumento dedicado a Santa Teresa de Jesús. Sobre un promontorio se alzan cuatro columnas dóricas con una cruz central:

 

    Este monumento está relacionado con la Santa pues desde ese lugar ella se despidió de Ávila, cuando con su hermano, ambos pequeños, decidieron irse de la ciudad para “salvar a los pecadores”, adentrándose en tierras de los moros y “enojados” con la sociedad de Ávila. Cuenta la leyenda que Teresa sacudió el polvo de su calzado para no llevarse ni un granito de tierra de su ciudad. Desde allí se observa la mejor vista panorámica de Ávila:

 

    Luego bordeamos caminando la muralla medieval que es de estilo románico, y entramos en la propia ciudad, por una de sus nueve puertas, la Puerta de San Vicente, una belleza antigua perfectamente conservada:

 

    Las ocho puertas restantes son: la Puerta del Alcázar, del Peso de la Harina, del Mariscal, del Carmen, del Puente, de la Malaventura, de la Santa y del Rastro.

    En su interior cuenta con gran número de Iglesias, palacios góticos, templos, conventos y una catedral fortificada: 

 

    Para conocer Ávila hay que caminar y caminar, su parte histórica es pequeña, rodeada de la muralla, sus calles son pintorescas y está plagada de restaurantes y mesones:

 

    Como toda ciudad española cuenta con su Plaza Mayor y su Ayuntamiento en ella:

 

    Almorzamos en una taberna donde degustamos por vez primera el famoso “cocido madrileño”, muy parecido a nuestro puchero… parecido, no igual…

    Compramos algunos recuerdos, sobre todo relacionados con Santa Teresa, como por ejemplo tarjetas, con algunas de sus frases famosas: “Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero, que muero porque no muero”. Conocimos su convento:

    De Ávila también era San Juan de la Cruz, que fue un religioso y poeta místico del renacimiento español, fue el reformador de la Orden de las Carmelitas y co-fundador, con Santa Teresa de Jesús de las Carmelitas Descalzas. Desde 1952 es el patrono de los poetas en lengua española. De él encontramos también su impronta en los muros y calles de Ávila, donde se reproducen sus cánticos espirituales: “Mil gracias derramando, paso por estos sotos con presura. Y yéndolos mirando, con solo su figura vestidos los dejo de su hermosura":

 

    Nos sorprendió gratamente cuando nos contaron que un escritor argentino que se enamoró de Ávila y se quedó a vivir en ella: Enrique Larreta, autor de “La Gloria de Don Ramiro”, fue homenajeado poniéndole su nombre a una de las calles de la ciudad.

    Cuando decidimos emprender el regreso nos despedimos mentalmente de este Patrimonio de la Humanidad que nos maravilló por su arquitectura y su excelente conservación a pesar de que su construcción data del siglo XI.

 

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