martes, 16 de septiembre de 2014

Cine: La bella cautiva: Es mejor no soñar con pesadillas


Cine

EL MONTAJISTA

Ensayos y reflexiones sobre cine

La bella cautiva

Es mejor no soñar con pesadillas

Por María Julieta Escayola

La propuesta de Alain Robbe-Grillet en este género inclasificable inspirado en el cuadro de René Magritte La bella cautiva es sensitiva, etérea y onírica.

Todo comienza con el relato del protagonista (Walter) en off al mejor estilo noir. De hecho pareciera que estamos presenciando un policial con las características de aquel detective que, como buen sabueso, está más allá del bien y del mal, es intuitivo y lleva todo un conflicto interno bajo sus espaldas. Faltan las trompetas y la escala de grises y estaríamos  hablando de un verdadero cine negro. Es en esta instancia en que se demuestra que el director proviene de las letras, por su manera de contar las vivencias del atribulado personaje con un sólido vuelo poético.

Repentinamente la trama se vuelve suspenso puro y altamente visual. No sabemos, ni tenemos pista alguna sobre cuál será la próxima acción, ni tampoco qué será lo que le pasará a Walter, ni qué rumbo tomará. Cuando menos lo  esperamos, nos quedamos sin brújula. Pero esta falta de orientación lejos de aburrir, atrae. Y es acá donde nos envolvemos en la atmósfera sensual con toques surrealistas.

El director, inscripto en la nouveau roman, cumple aquí con todos los cánones de esta escuela. La reiteración de imágenes que no cansan, el objetalismo (las copas, lo blanco, lo rojo, el zapato, la misma Bella cautiva, “la jefa”, el investigador, las cadenas, el cuadro, el vestido, lo dorado, el médico y podemos seguir interminablemente), la obsesión y lo imaginario por sobre lo real (¿o al revés?).

La nouveau roman se caracterizó por la intención de objetivar todo al punto que, en la trama, los personajes no son importantes, sino actantes de un mundo de objetos que serán los verdaderos valores principales. Se describe a los mismos en forma metódica, repetitiva hasta el hartazgo, minuciosa, meticulosa. Se narra en forma de rompecabezas y se realizan asociaciones de ideas aplicando una suerte de método psicoanalítico.

Fueron partícipes de este movimiento literario, entre otros, la abogada Nathalie Sarraute (novela El planetario, 1959), el premio Nobel de Literatura Claude Simon (novela Las Geórgicas, 1981), el filósofo Michel Butor (ensayos Sobre literatura I y II, 1967, Editorial Seix- Barral), la escritora Marguerite Duras (guión de Hiroshima, mon Amour, de Alain Resnais, Francia, 1958). Todos ellos apoyados por el gran crítico Roland Barthes, hijo predilecto de la semiótica. Y entre ellos, claro está, Robbe- Grillet.

Alain Robbe- Grillet nació en Brest, Francia, el 18 de agosto de 1922 y falleció en Caen, Francia, el 18 de febrero de 2008. Ingeniero agrónomo de profesión, fue otra de las figuras claves de la nouvelle vague desde lo cinematográfico y de la nouveau roman desde lo literario (como por ejemplo la novela La doble muerte del profesor Dupont, 1953, Editorial Seix- Barral). Se casó con la escritora y actriz Catherine Rstakian (París, Francia, 1930- ), más conocida como Jean de Berg, quien, en su calidad de actriz se pondría a las órdenes de su compañero de vida en Transeuropa Express (de Alain Robbe- Grillet, Francia, 1967); y publicaría, entre otros, en su calidad de escritora,  Jeune mariée: Journal, 1957- 1962 (2004, Editorial Fayard) contando sus primeros años de matrimonio.  Robbe- Grillet dirigiría nueve películas en total, y sería el guionista de El año pasado en Marienbad (de Alain Resnais, Francia, 1961) exponente fundamental para la formación de la nouvelle vague.

A Robbe- Grillet siempre le importó poco o nada que sus obras “se entendieran” o “fueran claras”. Él escribió para él mismo y lo que sentía o pensaba. Y en eso radica su notable impronta y destacamos en él esta firme postura frente a las vulgares exigencias externas, masificadoras e impersonales.

Así, como su estilo lo amerita, en la película las actuaciones no son muy buenas, pero no importa mucho justamente porque lo fundamental en la obra es que sean sólo piezas claves en un intrincado que va más allá de los personajes en sí mismos. La música es atrapante. Schubert suena bien frente a aquello que nos es desconocido y ayuda al ritmo de lo que va sucediendo. Los sonidos son interesantes y contradictorios, ya que en ciertos momentos no tienen nada que ver con lo que estamos viendo. 

Las artes plásticas son claves para la narración. La película toda es un homenaje a la pintura, a la escultura, a la fotografía. De las letras y la narración bien llevada se pasa sin solución de continuidad a un verdadero festín visual. La dirección de arte acompaña a través de cierta elegancia en el aire.

A la mitad del film no se sabe qué pasó con el argumento. Lo que se destaca es lo netamente artístico y una reminiscencia a la ilusión óptica que hace infinito el camino hacia no se sabe donde. Esta distinción propia de Robbe- Grillet quizás sea la influencia posterior a otros directores como David Lynch. Las narraciones dentro de otras, la sensibilidad y la incomprensión absoluta de un hilo conductor que esconde profundas interpretaciones son típicas de un estilo que no todos los espectadores están dispuestos a deglutir.

Asimismo el carácter paranoico y desquiciante en algunos instantes nos recuerda a otros cineastas como Roman Polanski y sus descripciones conspirativas. Basta nombrar el momento en que Walter se encuentra con esa extraña mujer en silla de ruedas, el policía que aparece y desaparece o la elegante orgía de caballeros en el caserón. Y en esta última, nos transportamos a la fiesta negra de Ojos bien cerrados de Stanley Kubrik.

No falta el toque de terror con las mordidas que se le aparecen a Walter en cada encuentro con la Bella. Lo vampírico también está presente (¿por qué no?), y con él, la idea de lo siniestro, lo erótico y la inmortalidad se van haciendo carne.  

Finalmente, el ángel de la muerte se nos descubre pero a la vez se nos esconde. Lo real y lo mental están a la par. ¿Qué fue primero? No podemos vislumbrar aquello que prevalece. ¿Estamos frente a una pesadilla o a un sueño? Lo que le pasa a Walter ¿Es real o simplemente un juego perverso de su cerebro desgastado? ¿Para qué soñar con pesadillas, si lo único que nos provoca es malestar?

 

FICHA TÉCNICA:

Título: La bella cautiva

Director: Alain Robbe- Grillet

Guión: Alain Robbe- Grille- Franck Verpillat

Intérpretes: Cyrielle Clair- Daniel Emilfork- Daniel Mesguich- Francôis Chaumette- Gabrielle Lazure

Fotografía: Henri Alekan

Productor: Anatole Dauman

Francia, 1983

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