Política
A 30 años de un acto histórico
Por Fernando
Volonté
El Dr. Raúl Alfonsín se había comprometido
durante la campaña electoral a crear una comisión con destacadas personalidades
de nuestra sociedad, con el propósito de recibir las denuncias sobre
desaparición de personas. En tal sentido, y a sólo cinco días de asumir la
Presidencia de la Nación, más precisamente el 15 de diciembre de 1983, Alfonsín
firmó el Decreto 187/83, por el cual propiciaba constituir una Comisión Nacional,
que tendría por objeto esclarecer los hechos relacionados con la desaparición
de personas ocurridas en el país. Así nació la Comisión Nacional de
Desaparición de Personas, CONADEP.
Las funciones específicas de esta Comisión
fueron la de recibir pruebas y denuncias sobre los hechos y remitirlas a la
justicia, si ellas estaban relacionadas con la presunta comisión de delitos,
como así también, averiguar el destino o paradero de las personas desaparecidas
y toda otra circunstancia relacionada con la localización de las mismas. También
el Decreto 187, estableció en su articulado, que la Comisión tendría la tarea
de ubicar a los niños desaparecidos, sustraídos a la tutela de sus padres y
emitir un informe final, con la explicación detallada de los hechos investigados,
a los 180 días a partir de su constitución.
Para llevar adelante esta tarea, el Decreto
187/83 estipulaba la integración de 16 miembros, invitando además a las Cámaras
del Congreso de la Nación a integrar a tres miembros de su cuerpo, lo cual
materializó la Cámara de Diputados de la Nación, al designar a Santiago
Marcelino López, Hugo Piucill y Horacio Huarte, mientras que el Senado de la
Nación, donde el Gobierno de Alfonsín no contaba con una mayoría de los
miembros, nunca envió sus representantes a la CONADEP.
Con el objeto de guardar la máxima
objetividad en la tarea que debía llevar adelante la Comisión, el Presidente
Alfonsín tomó la determinación que de la misma participaran ciudadanos con gran
prestigio nacional e internacional. En este sentido, entre las personalidades
que integraron la CONADEP “Ad Honorem”, podemos mencionar a los integrantes:
Ernesto Sabato, Ricardo Colombres, René Favaloro, Hilario Fernández Long,
Carlos Gatinoni, Gregorio Klimovsky, Marshall Meyer, Jaime de Nevares, Eduardo
Rabossi y Magdalena Ruiz Guiñazú.
Con el fin de garantizar un óptimo
funcionamiento de la Comisión se constituyeron los siguientes Departamentos y
sus responsables: El Departamento de Declaraciones, bajo la responsabilidad de
la señora Graciela Fernández Meijide; El Departamento de Documentación y
Proceso de Información, bajo la responsabilidad de Dr. Daniel Salvador; El
Departamento de Procedimiento, bajo la responsabilidad del Dr. Raúl Aragón; El
Departamento de Asuntos Legales, bajo la responsabilidad del Dr. Leopoldo
Silgueira. Resulta importante destacar que al constituirse la Comisión, el 29
de diciembre de 1983, fue elegido como Presidente de la CONADEP el escritor
Ernesto Sabato. La Comisión trabajó ininterrumpidamente en el segundo piso del
Centro Cultural San Martín.
Durante 280 días la comisión recorrió todo
el país en busca de testimonios de sobrevivientes, de familiares, de represores
y de los edificios utilizados como centros de detención (o de sus ruinas).
Realizaron un inventario de todas las desapariciones denunciadas y de todos los
centros clandestinos, contrastando los relatos con la arquitectura de los
edificios, tarea realizada muchas veces con la presencia de los mismos
sobrevivientes. Con esta información confeccionaron mapas, clasificaron los
relatos e hicieron un análisis a fin de reconstruir el modo de operar del
terrorismo de estado.
El resultado de toda esa investigación fue
entregado el jueves 20 de septiembre de 1984 al presidente Alfonsín, luego de un
discurso de Ernesto Sabato. El voluminoso informe final, de varias carpetas,
registraba la existencia de 8.961 desaparecidos y de 380 centros clandestinos
de detención. Asimismo, la detallada descripción realizada permitió probar la
existencia de un plan sistemático perpetrado desde el gobierno mismo, siendo
efectivamente clave para el Juicio a las Juntas. Este informe final fue
publicado en forma de libro bajo el nombre de Nunca Más. Ese título fue elegido a partir de la propuesta de
Marshall Meyer porque era el lema utilizado originalmente por los
sobrevivientes del Gueto de Varsovia para repudiar las atrocidades nazis.
Del discurso de Ernesto Sabato del 20 de
septiembre de 1984: “Nuestra Comisión no
fue instituida para juzgar, pues para eso están los jueces institucionales,
sino para indagar la suerte de los desaparecidos en el curso de estos años
aciagos de la vida nacional. Pero, después de haber recibido varios miles de
declaraciones y testimonios, de haber verificado o determinado la existencia de
cientos de lugares clandestinos de detención y de acumular más de cincuenta mil
páginas documentales, tenemos la certidumbre de que la dictadura militar
produjo la más grande tragedia de nuestra historia, y la más salvaje. Y, si
bien debemos esperar de la justicia la palabra definitiva, no podemos callar
ante lo que hemos oído, leído y registrado; todo lo cual va mucho más allá de
lo que pueda considerarse como delictivo, para alcanzar la tenebrosa categoría
de los crímenes de lesa humanidad. Con la técnica de la desaparición y sus
consecuencias, todos los principios éticos que las grandes religiones y las más
elevadas filosofías erigieron a lo largo de milenios de sufrimiento y
calamidades fueron pisoteados y bárbaramente desconocidos. Todos caían en la
redada: dirigentes sindicales que luchaban por una simple mejora de salarios,
muchachos que habían sido miembros de un centro estudiantil, periodistas que no
eran adictos a la dictadura, psicólogos y sociólogos por pertenecer a
profesiones sospechosas, jóvenes pacifistas, monjas y sacerdotes que habían
llevado la enseñanza de Cristo a barriadas miserables. Y amigos de cualquiera
de ellos, y amigos de esos amigos, gente que había sido denunciada por venganza
personal y por secuestrados bajo tortura. Todos en su mayoría inocentes de
terrorismo o siquiera de pertenecer a los cuadros combatientes de la guerrilla,
porque éstos presentaban batalla y morían en el enfrentamiento o se suicidaban
antes de entregarse, y pocos llegaban vivos a manos de los represores.”
Hoy al cumplirse 30 años de la entrega del
informe final de la CONADEP que diera origen al “Nunca Más” y que condujera al
histórico Juicio a las Juntas Militares, queremos a través de esta nota
recordar a todos sus partícipes y rendirles el mayor de los homenajes que les
debe el pueblo argentino.
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Comentario
El
Argentino crítico
ha rendido un JUSTICIERO, MERECIDO y EXACTO reconocimiento a la CONADEP, al
cumplirse 30 años de su histórico informe, que diera lugar a la iniciación de
los juicios a los responsables de la más cruel represión que recuerde nuestra
Patria.
JUSTICIERO, porque sus autores debieron
hacer un gran esfuerzo, dado que lo hicieron sin el acompañamiento del
principal Partido de la oposición de entonces, que tenía mayoría absoluta en el
Senado de la Nación y gobernaba la mitad de las Provincias. Pero más aún,
porque debemos recordar que el Justicialismo venía de acordar con las
autoridades del Proceso Militar la impunidad de sus actores, asegurando que no
se iba a derogar la llamada Ley de Autoamnistia, norma con la que pretendían
echar un "manto de olvido" a todos sus actos. Por tal motivo no es
casualidad que se negaran a formar parte de la Comisión.
MERECIDO, porque la ardua tarea muy bien
detallada en el editorial-homenaje, se realizó cuando las Fuerzas Armadas
tenían intacto el "poder de fuego" (sino recordemos los tristes
episodios de Semana Santa de 1986) y no cuando estaban débiles y
desconsideradas por el Pueblo. Vale la pena comparar con la
"bravuconada" de descolgar el retrato de Videla por parte del
Presidente Kirchner y "pedir disculpas en nombre de la Democracia" porque
no se había hecho nada en 20 años... Era, decía un amigo, "cómo cazar
leones en el zoológico".
EXACTO, porque no se detiene en
mezquindades ni tiene el propósito de obtener ventajas circunstanciales.
Como carezco de las virtudes del autor del
editorial, que le han permitido ser ecuánime en la justa valoración de los
alcances del NUNCA MÁS, no puedo dejar de aportar otro dato que impulsó al
Justicialismo a no integrar la CONADEP: el terrorismo de Estado no había
comenzado ese lamentable y trágico 24 de marzo de 1976. La Triple A,
organización creada al amparo del Poder Ejecutivo de entonces, fue responsable
de crímenes y persecuciones que los contemporáneos recuerdan perfectamente. Mal
podían ocuparse de la verdad histórica, cuando con seguridad, esa verdad
condenaría a los responsables políticos de ese Gobierno.
Vaya entonces mis felicitaciones al autor,
aportando por último, un humilde desagravio a Ernesto Sabato, quien escribiera
el prólogo del Nunca Más, hoy modificado inconsulta y extemporáneamente.
Carlos
López
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