viernes, 6 de marzo de 2015

Relatos de viaje: Una ciudad de película...



Relatos de viaje
Una ciudad de película…
Por María Guillermina Volonté
Extractado de mi blog “Arrastrando las valijas”, en el cual se pueden leer distintas experiencias y vivencias de los viajes que he realizado. La dirección del blog es: www.mariaguillerminavolonte.blogspot.com.ar
    Era junio de 2007, estábamos en Mitterfels, Alemania, a solo 150 km de Salzburgo. En auto y ayudados por el GPS llegamos sin problemas. Estacionamos cerca de la parte céntrica, en una calle con parquímetro, eran las 13 hs. y lo primero que hicimos fue dirigirnos a la casa natal del genio de la música Wolfgang Amadeus Mozart, que a los 5 años de edad ya componía sus insuperables obras musicales. Estábamos muy cerca de su casa ya que cuando le fijamos el destino al navegador fue su dirección: calle Getreidegasse No. 9, y hasta allí nos llevó.

    En esa casa hoy en día existe un Museo, propiedad de la Fundación Mozarteum, que recorrimos ayudados por las explicaciones en español de un audio-guía, con la música de Amadeus de fondo, ¡¡una maravilla!!
    Se trata de una casa de tres plantas que actualmente cuenta con una gran cantidad de objetos de la época e instrumentos de Mozart y de su niñez. Es uno de los lugares más visitados de Salzburgo y una especie de santuario para los músicos de todo el mundo.
    Mozart nació en Salzburgo el 27 de enero de 1756 y murió en Viena, el 5 de diciembre de 1791, a los cuatro años practicaba el clavicordio y componía pequeñas obras de cierta dificultad, a los seis tocaba con destreza el clave y el violín. Podía leer música a primera vista, tenía una memoria prodigiosa y una inagotable capacidad para improvisar frases musicales.
    Como la entrada al Museo nos habilitaba también para visitar otra casa donde Mozart vivió durante siete años a partir de 1773 y que queda muy cerca de la casa natal, en la Makartplatz No. 8, cruzando el puente Makart Steg, sobre el Río Salzach, para allá fuimos… Esta casa fue dañada en gran parte por los bombardeos aéreos en 1944 y reconstruida en su forma original con la ayuda de financieros japoneses a través de la Fundación Mozarteum entre 1994 y 1996.

    De ese lado del Río visitamos también los Jardines de Mirabell, con el Palacio Mirabell. ¡Indescriptibles! Allí se filmaron escenas de “The Sound of Music”, para nosotros “La Novicia Rebelde”, aquella película vista innumerables veces y que aún hoy no nos cansamos de apreciarla y admirarla. Basada en la vida real de María von Kutschera y George Ritter von Trapp, transcurre en esta ciudad cuando, en un convento de Salzburgo –la Abadía Nonnberg- a fines de la década del treinta, la novicia María es enviada por la madre superiora, como institutriz a la mansión del capitán von Trapp. El hombre es un viudo muy rígido que tiene siete hijos indomables a los que mantiene a raya con un estilo autoritario y dominante. Al comienzo, María es maltratada por los niños pero de a poco se gana sus corazones, convirtiéndose más tarde en la esposa del capitán. Después del matrimonio entre María y el Capitán, el ejército alemán intentara que el Capitán vuelva a su antiguo puesto militar, éste, junto con su familia, decide huir aprovechando la celebración de un concurso de canto. El capitán se despide de sus ciudadanos entonando la canción "Edelweiss", himno patriótico en protesta contra la dominación alemana: https://www.youtube.com/watch?v=TtEzZEe_5kA&list=PL2Sl371Ce-9HVw3Ibr7BMHpSgo1XRkMSx
    Volviendo a los Jardines de Mirabell… La cantidad de flores y la decoración de estos Jardines son espectaculares. Existen esculturas, pérgolas, cercas podadas primorosamente y hermosas fuentes. Alrededor de la fuente principal se encuentran cuatro grupos de figuras que representan los elementos aire, tierra, fuego y agua.

Panorámica de los Jardines, se aprecia al fondo la Abadía Nonnberg y la Fortaleza Hohensalzburg
    Luego de permanecer un rato largo en estos jardines decidimos nuevamente cruzar el puente para recorrer el casco antiguo, bellísimo, rodeado de montañas.
    Caminamos por la Plaza de la Residencia, que es la más grande de las plazas de la ciudad vieja. Está entre la antigua Residencia Arzobispal y la Nueva Residencia. La antigua Residencia fue la sede oficial de los príncipes-arzobispos desde el siglo XII hasta 1803. En ella hoy en día se dan conciertos y recepciones importantes.
    En el centro de la plaza se encuentra una gigantesca fuente de 15 metros de altura con cuatro enormes caballos marinos que lanzan chorros de agua por sus bocas y sus narices, también tiene tres gigantes que sostienen sobre sus hombros una fuente en la cual grandes peces tienen en alto con sus colas otra fuente y en esta última está sentado el rey del mar Tritón y tira con un cuerno otro chorro altísimo de agua. Fue creada entre 1656 y 1661 por un escultor italiano y se considera la fuente más grande y hermosa fuera de Italia.

    Pasando la plaza está la majestuosa Catedral, cuya construcción data de 1614, tiene tres pisos y sus torres son de mármol, se entra por tres pesadas puertas de bronce que simbolizan la fe, la esperanza y la caridad.

    Seguimos hacia otra plaza, la de Mozart, con la estatua de bronce del músico en su centro, sitio obligado para sacarse una foto:

    Esta estatua fue fundida según un modelo del escultor Ludwig von Schwanthaler y descubierta solemnemente en presencia de los dos hijos de Mozart.
    Volvimos a cruzar el Río, esta vez por otro de los puentes, el Mozartsteg y buscamos el cementerio de San Sebastián, donde se escondieron los von Trapp para escapar de los nazis.

    Allí están también las tumbas de los padres de Mozart, Leopoldo, que también fue músico y director de orquesta de la corte del arzobispo, así como la de su esposa Constanze y de otros famosos como el médico Paracelsus. En el medio del cementerio se encuentra la Capilla de San Gabriel, cerrada desde hace años.
    Todo este barrio hasta llegar al cementerio es muy bonito, con muchísimos negocios, llamaba la atención que ya había muchos de ellos con adornos para Navidad, por ejemplo el que vendía miles y miles de huevos vacíos pintados a mano, algo curioso y muy llamativo y bonito.


    Volvimos a nuestra casa en Mitterfels con la alegría de haber conocido un lugar de película… y repitiendo mentalmente, cual Julie Andrews, las canciones que tantas veces escuchamos y cantamos, pero esta vez con un decorado de fondo distinto e inolvidable…

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