Turismo
y medio ambiente
Sobre la Reserva Provincial La
Payunia en la provincia de Mendoza
Por Mariana Xiccato
Esta
Reserva Provincial es una extensa región ubicada al sur de la provincia de
Mendoza, en el departamento de Malargüe, a 500 km de la capital de Mendoza. La
zona es objeto de estudio de vulcanólogos y geólogos de todo el mundo; ya que
la misma es considerada la región del planeta con mayor densidad de volcanes.
Posee un promedio de 10,6 volcanes cada 100 kilómetros cuadrados y 800 conos
contados (volcanes) que han atravesado distintos períodos de intensa actividad
a lo largo de la historia. Es la muestra del ecosistema patagónico en Mendoza y
el sitio protegido más extenso.
En 1993 la provincia sancionó la ley 6.045,
la misma tenía la finalidad de conservar y promover nuestro patrimonio
cultural. Esta ley instituye un sistema provincial de áreas naturales
protegidas y establece regímenes de conservación para dichos ambientes,
asegurando la diversidad genética y promoviendo la investigación científica de
los mismos.
El organismo de aplicación existente puede
establecer dentro de esas áreas protegidas medidas reguladoras para la
conservación, prohibición, expropiación de bienes, medidas de promoción,
fomento y compensación, planes de manejo en los que se fijen las políticas de
desarrollo y gestión del área, organización del territorio, actividades
oficiales y particulares, permisos, etc. Esta ley prevé una categorización de
las áreas naturales.
La reserva fue creada el 11 de octubre de 1982
a través del decreto provincial n° 3917 con 492.000 hectáreas, y como reserva
total y ampliada el 10 de noviembre de 2010 con su superficie actual de 665.000
has., mediante la Ley Provincial n° 8224. Esta ley la recategorizó como
Monumento Natural, incluyendo Pampas Negras, los volcanes de Payún Liso, Payún
Matrú, Morado y Santa María, el Escorial de la medialuna y las coladas
asociadas a los volcanes y reserva natural manejada/Santuario de flora y fauna,
comprendido por el sector este de la reserva.
Los objetivos de la Ley 8224,
independientemente de los fijados por la Ley 6045, son:
a)
Proteger
y conservar las especies de la flora y fauna, su hábitat, corredores
biológicos, elementos de le gea, paisaje y material arqueológico y paleontológico,
para beneficio y goce de las generaciones presentes y futuras.
b)
Promover
las investigaciones científicas para el conocimiento acabado de los recursos
naturales comprendidos en el área natural protegida.
c)
Conservar
y promover la investigación científica de un distrito volcánico muy joven que
no ha sido erosionado, cuyas formas y productos volcánicos están intactos.
Esta ley también prevé que las actividades
extractivas a desarrollarse en la zona contigua al área natural protegida “La
Payunia”, deberán ser controladas y monitoreadas por la autoridad de aplicación
con la debida intervención del Instituto Argentino de Investigaciones de las
Zonas Áridas (IADIZA) conforme a lo establecido en el Art. 59 de la Ley 6.045.
La autoridad de aplicación procederá a la
actualización del Plan de Manejo elaborado por IADIZA en el año 1992,
adecuándolo a la nueva delimitación y categorización que establece la Ley 8224.
Si hacemos un poco de historia, en la
década de los ‘70 La Payunia tenía dos problemáticas, los cazadores furtivos y
el descubrimiento del petróleo en la zona. En esa época la Fundación Vida
Silvestre daba sus primeros pasos para proteger la región y junto a algunos
pobladores de la zona supieron darle el puntapié para que se alcanzara el título
de reserva.
A partir de allí comenzaron a implementarse
en el ámbito provincial, políticas orientadas a la preservación de la región y
vinculadas a la creación de la reserva.
La industria del petróleo provocaba la
degradación del hábitat, que luego de la adjudicación del área Payún Norte a
una empresa privada, llevaron a la Fundación Vida Silvestre a intervenir con el
fin de lograr que la empresa realizara los estudios de impacto ecológico para
permitir amortiguar los daños que podría realizar la explotación del crudo.
En 1992 se logró la firma de un convenio
entre los gobiernos provincial y municipal, organismos no gubernamentales y la
empresa privada. Con este acuerdo se pretendía generar medidas tendientes a
minimizar el impacto ambiental producido por la actividad petrolera y potenciar
la protección de la reserva y sus recursos.
Actualmente la reserva cuenta de manera
permanente con su propia seccional de Guardaparques, cuya misión es la custodia
de los recursos existentes, velar por el estricto cumplimiento de toda la
normativa vigente. Desde el año 2009 se lleva adelante un programa de control,
vigilancia y fiscalización, que ha permitido realizar procedimientos contra
cacería furtiva y tráfico de especies protegidas y de material geológico, daños
al paisaje, control de incendios forestales y de actividades productivas.
Biogeográficamente, la Payunia, constituye
un área de transición, conocida como “ecotono”, ubicada entre las provincias
fitogeográficas del Monte y la Patagonia, con las características ambientales
de ambas y las propias.
La Payunia se caracteriza por la aridez de
su suelo, ya que casi no hay agua en ningún lugar de la reserva, lo cual se
explica si tenemos en cuenta la escasez de precipitaciones en la zona.
Predominan además las bajas temperaturas, los fuertes vientos y los suelos
arenosos, escasos en minerales y no apto para la vegetación.
Casi toda su superficie está cubierta de
material producido por la actividad volcánica que tuvo lugar entre la edad
Cuaternaria y la Terciaria, esto se dedujo gracias a la presencia de distintos
tipos de lava que fueron quedando después de cada erupción.
Desde el punto de vista arqueológico, uno
de los descubrimientos más destacados fueron las rocas sedimentarias en las que
se encontraron restos de flora fósil, se creen que pertenecieron al período
Carbónico Superior, ocurrido hace entre 320 y 290 millones de años.
Las agrestes características del ambiente,
las dificultades de acceso y la lejanía de los grandes centros urbanos, han
convertido a la Payunia en el último refugio de muchas especies de la fauna
autóctona. Pueden verse guanacos, ñandúes petisos, maras, zorros grises,
chinchillones, piches patagónicos, vizcachas y algunas especies de aves rapaces
como el águila mora. Se pueden contar en total 70 especies dentro de la
reserva.
La comunidad de guanacos que vive en esta
zona constituye una de las poblaciones más grandes de la Argentina.
Actualmente se lleva a cabo el Proyecto de
Uso Sustentable de los Guanacos Silvestres (Lama Guanicoe), el mismo propone un
aprovechamiento de esta especie como una estrategia de conservación de la misma
y de su hábitat, también como alternativa productiva en zonas áridas. Este
programa es promovido por pobladores de las zonas aledañas a la reserva, los
que han conformado la Cooperativa Payún Matrú y desde el año 2005, han
realizado 6 experiencias, esquilando más de 500 guanacos.
Y en cuanto a la flora, las condiciones
climáticas no son favorables, sin embargo podemos distinguir pastizales en las
zonas que tienen suelos más arenosos y distintos tipos de matorrales en
escorias cubiertas por arenas, como es el caso de las laderas y el pedemonte.
Entre los arbustos más abundantes hay leñas amarillas, solupes negros,
chirriaderas, tres especies de jarilla, pichanilla, melosa y especies de pastos
como el tupe, la flechilla y junquillo.
A 32 años de su creación la Reserva La
Payunia trata de compatibilizar los esfuerzos de la conservación del ambiente,
el desarrollo de las comunidades locales, las actividades recreativas y
productivas, en el marco del desarrollo de este bello y frágil ambiente.
La Reserva ha sido postulada en 2013 como
candidata a ser declarada Patrimonio de la Humanidad.
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