lunes, 9 de junio de 2014

Cine: Madama Butterfly: Gran técnica por sobre la emoción


EL MONTAJISTA

Ensayos y reflexiones sobre cine

Madama Butterfly
FICHA TÉCNICA:

Ópera filmada
Producción:
Unitel GMBH & Co. KG, Munich.

Dirección de orquesta:
Herbert Von Karajan

Orquesta:
Filarmónica de Viena

Regisseur:
Jean- Pierre Ponnelle

Escenografía:
Jean- Pierre Ponnelle y Jean- Louis Martinotty

Cámara:
Hartmut Zingel

Maquillaje:
Josef Coesfeld, Dagmar Friedrich, Fredy Arnold, BrigittaWehrand

Sonido:
Gordon Perry, Rolf P. Schröder

Editor:
Gela- Marina Runne

Intérpretes:
MirellaFreni (Cio-Cio-San)
Plácido Domingo (B.F.Pinkerton)
Robert Kerns (Sharpless)
Christa Ludwig (Suzuki)
Michel Senechal (Goro)
Hans Helm (Representante del imperio nipón)
Siegfried Rudolf (Notario)
Marius Rintlzler (El bonzo)
Giorgio Stendoro (Príncipe Yamadori)
ElkeSchary (Mrs. Kate Pinkerton)
Evamaria Hurdes (Madre de Cio- Cio- San)

Coro: Ópera estatal de Viena

11 de diciembre de 1974, Berlín, Alemania.
 

Gran técnica por sobre la emoción:

Por María Julieta Escayola

    
    El regisseur Jean- Pierre Ponnelle (París, Francia, 19 de febrero de 1932-  Munich, Alemania, 11 de agosto de 1988) quiso filmar con variados recursos audiovisuales la ópera del compositor Giacomo Puccini (Lucca, Italia, 1858- Bruselas, Bélgica, 1924), circunstancia que fue concretada en esta película de 1974 con gran técnica pero poca emoción.
 
 
     Décadas antes, los libretistas Luigi Illica (Castell’ Arquato, Italia, 1857- Colombarone, Italia, 1919) y Giuseppe Giacosa (Giacosa, Italia, 1847-1906) decidieron recrear en clave operística, una verdadera tragedia japonesa basada en el cuento Madame Butterfly de J. L. Long de 1898, en la novela Madame Chrysanthème de Pierre Loti de 1887 y en acontecimientos reales ocurridos en Nagasaki (Japón). Puccini a su vez, la pergeñó en idioma italiano en dos actos, el segundo dividido a su vez en dos partes. Hubo en total cinco versiones, la última estrenada en 1907.

     En esta versión cinematográfica, todo comienza con un flashforward en cámara lenta y con colores sepia que nos muestran a Pinkerton (interpretado por el tenor y barítono José Plácido Domingo) corriendo desesperado. La escena anticipa lo inevitable.

     Inmediatamente la historia remite a los actos originales, que  relatan cómo B. F. Pinkerton, oficial de la Armada estadounidense, alquila en 1904 una casa sobre la colina en Nagasaki para él y su novia, Cio- Cio- San, apodada Butterfly. Y es que ha pedido a la muchacha en matrimonio a través del casamentero Goro. La boda tendrá lugar allí mismo, y Butterfly se convierte secretamente del budismo al cristianismo. Pinkerton se va y tres años después vuelve casado con una nueva esposa norteamericana y además, decidido a llevarse al hijo que ha tenido con Butterfly para criarlo en Estados Unidos. Ella, que lo ha esperado todo ese tiempo y ha cambiado sus costumbres radicalmente, se da cuenta de su error. Entrega al niño, se retira a sus habitaciones y se suicida con el cuchillo de su padre. Es en este punto que volvemos al comienzo de la historia. Pinkerton corriendo.  

     Analizando esta puesta, debemos mencionar momentos que resaltan por sobre los demás, como la aparición en escena de la protagonista (interpretada por la soprano Mirella Freni) acercándose acompañada del coro, como quien viene del mar traído por sirenas. Se vislumbran figuras etéreas envueltas en una niebla oportuna. Ella está vestida de blanco, color característico del luto japonés, tal vez un presagio de lo que vendrá.

     Entre otras escenas impactantes son dignas de enumerar la primera noche de Butterfly con Pinkerton; cuando ella le muestra el niño al cónsul; cuando expulsan al casamentero de la casa y sobre todo cuando Cio-Cio- San le deja como misión a su hijo de tan sólo tres años, la venganza llegado el momento oportuno que ella no podrá concretar por sí misma. Como una forma de reivindicación de aquel estado desesperante en que está sumida por promesas que nunca se han cumplido. 

     Es de destacar además cuando Butterfly se imagina cómo sería el reencuentro con su amado. Quizás sean las imágenes más logradas, más bellas, oníricas, románticas y totalmente opuestas a lo que ocurre en la realidad.

     Ponnelle sigue fiel a la ambientación que siempre eligió: los tonos monocromos, descoloridos, los colores pasteles. Afuera, un marrón indefinido de los pastizales y adentro, los azules y grises.

     En todo momento se evidencian detalles de la cultura japonesa que contrastan con los objetos occidentales. Éstos últimos irán ganando un lugar en la casa oriental a medida que pasa el tiempo, demostrando las convicciones de Butterfly y por otro lado, su lucha interna entre ambas religiones.

     Apreciamos, entre los recursos audiovisuales utilizados, los planos cenitales, los fundidos fuera de foco, los primeros planos, las pantallas partidas y las elipsis que marcan adecuadamente el paso del tiempo y que hacen que se pueda configurar este desafío como pieza cinematográfica.

     En cuanto a los arreglos musicales, no hay muchas modificaciones del original, cuando fue concebida en el contexto del movimiento italiano verista que comienza hacia 1890 y concluye con la primera versión de Madama Butterfly, en 1904.

     El verismo busca darle a la ópera una función social, con un lenguaje llano y simple. Se adapta la melodía al discurso para que sea más claro. Se le da también valor a la orquesta y a formas puramente instrumentales como los interludios. Son importantes además las culminaciones de tensión emotivas y se le da valor al sentimiento.

     En este contexto Puccini elaborará su obra con protagonistas sencillos, con una psicología más elemental, con vicios y virtudes por igual. Pero a lo que verdaderamente le dará importancia es a la atmósfera. Puccini es un obsesivo del ambiente, buscando mundos lejanos y exóticos, con costumbres diversas y usos diferentes, paisajes, tradiciones y geografías que evidencian una cierta desolación existencial.

     Creador de nueve óperas y una completada por Franco Alfano en 1926, el gran mérito de Puccini fue la exploración de cierta técnica compositiva, como el leitmotiv, un concepto musical que rige el cine hoy en día y que, a nuestro entender, se identifica a la música con un personaje, estado de ánimo o acontecimiento en especial.
     En cuanto a los intérpretes protagonistas, en esta oportunidad Mirella Fregni (Módena, 1935- ) más conocida como Mirella Freni, es opacada ampliamente por Plácido Domingo (Madrid, 1941- ). Éste aporta todo su carisma. De hecho el resto de los personajes se desdibujan al lado del talento del cantante. Por su parte, la técnica de Freni es buena pero no expresa emotividad. Las actuaciones, por otro lado, exceptuando la de Domingo, no son muy atrayentes.

     Y es que es nuestro deber expresar que Plácido Domingo es uno de los artistas más versátiles de nuestros tiempos. Además de ésta, ha participado en otras óperas filmadas, como Carmen, dirigida por Francesco Rosi, Tosca, dirigida por Gianfranco de Bosio, Otello, Cavalleria Rusticana & Pagliacci y La Traviata, todas dirigidas por Franco Zefirelli. Cuando se aprecia su arte, entendemos porqué razón recibió la mención del más grande tenor de todos los tiempos por la revista BBC Music Magazine, en marzo de 2008.

     Sobre el regisseur Jean-Pierre Ponnelle no dudamos de su virtuosismo como director, escenógrafo, vestuarista, puestista de óperas, y que su paso por La Sorbona no fue en vano. No obstante, en este intento, no alcanza a expresar el dramatismo propio de la obra de Puccini y que esta Madama Butterfly es sólo correcta. Y es que tal vez el fantasma del compositor sobrevoló otras cintas y dejó ésta un poco huérfana. M.J.E.

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