EL
MONTAJISTA
Ensayos y
reflexiones sobre cine
Videoclips mundiales
Los
últimos héroes
Por María
Julieta Escayola
Italia
’90 fue el tiempo en que disfrutó
cada
partido como un niño
MJE
Además
de la realización del campeonato internacional de fútbol, el Mundial genera en
su periferia un sinfín de productos, desde los turísticos, culturales, marketineros
(balones y mascotas) así como las canciones oficiales compuestas para la
ocasión. Al promediar el 2014 ya hemos podido apreciar varios videoclips a lo
largo de distintos mundiales que
utilizaron este particular lenguaje como medio de publicidad.
La
extensión de los audiovisuales se divide en largometrajes (cuando supera los 60
minutos), mediometrajes (de 30 a 60 minutos) y
cortometrajes (máximo 30 minutos). Específicamente aquellos cortos que
se dedican a promocionar una canción a través de recursos fílmicos se les suele
llamar videoclips (haciendo referencia a que por lo general han sido grabados
en formato de video). En ellos hay mayor experimentación, y por lo general se
valen de relatos de tinte surrealista para expresar una idea o concepto que
surge de la misma canción.
Sus
orígenes pueden remontarse a 1920, cuando Oskar Fischinger creó piezas de
imagen para temas musicales preexistentes. Ya en 1966 las canciones de The Beatles fueron representadas en
videos conceptuales, y en 1974 el grupo sueco Abba hizo lo suyo. El 1 de agosto de 1981 MTV comenzó sus primeras
transmisiones, y de esta forma se convirtió en el primer canal temático de
música a través de este tipo de proyecciones.
La
mayoría de las veces se desconoce la identidad de los directores de estos
cortos. Situación incorrecta si las hay, pero que esta circunstancia está
cambiando y de a poco estamos conociendo a los autores de estas obras.
Como
dijimos anteriormente, el Mundial no estuvo ajeno a esta tendencia. En Italia
1990 la canción Un’ estate italiana (Un verano italiano) compuesta por Giorgio
Moroder (Expreso de Medianoche) con
letras de Tom Whitlock e interpretada por Gianna Nannini y Edoardo Bennato, fue
quizás la más acertada, significativa y difícil de igualar. Todavía se escucha
en las radios, en equipos de música de cualquier formato y es la primera en
recordarse.
Y es
que posiblemente además de su música, Italia 1990 sea uno de los campeonatos
más sólidos y emocionantes de todos los tiempos por algún toque mágico difícil
de descifrar. Fue bisagra de la industria mundialista al detectar la pasión que
enciende los cuerpos cuando se aprecia un campeonato internacional. Definió a los
verdaderos héroes. Porque el camino del héroe no es aquel que triunfa, sino es
la forma en que uno emprende el camino y el tesón que se le pone. Italia ’90
fue un símbolo, un paso distinto, un último mundial verdaderamente vivido.
En el
videoclip se aprecia un gran colorido y una estética noventosa de la movida
tecno de la época, algo kitsch y dos intérpretes que ponen garra a sus
desempeños. Comienza esta moda de recrear la emoción de los goles.
Llegaría
el turno de EEUU 1994. Con una intro de coro celestial a lo góspel y con
características mesiánicas, Gloryland
fue interpretada por Daryl Hall y Sounds of Blackness. El videoclip claramente
olvidable.
En
Francia 1998 la cuestión repuntó y fue el turno de Ricky Martin para
interpretar La copa de la vida con
destellos bien pop. Fue a partir de este año en que no sólo hubo una sola, sino
varias canciones oficiales. Algunas se hicieron más conocidas que otras.
En el
videoclip ya se pueden apreciar filmaciones de goles, de peleas y de
situaciones futboleras (algunas bien bizarras). Se va apreciando una mejor
tecnología. Pegadiza, con reminiscencias latinas y españolas, la canción hace
una comparación entre la vida y la copa a ganar. Nos sigue dando cierto
escalofrío algunas estrofas por lo ridículas que pueden llegar a sonar sin la
música: “como Caín y Abel es un partido cruel, tienes que pelear por una
estrella” (es decir, al fair play
dejalo de lado y matalo a golpes al que está enfrente tuyo por un instante de
estrellato) pero bueno, la intención está, porque después mejora cuando dice
“consigue con honor la copa del amor”. Lo que queda es el Alé, alé, alé del estribillo que hoy se puede seguir escuchando (y
que significa vamos en francés, no piensen que se refiere al argentino
multi-todo Matías Alé, por Dios).
La
calidad llegaría de la mano de Corea- Japón 2002. Gran destreza en su
filmación, estridencias, atmósfera de esperanza, de cosmos ancestral.
Surrealista, el infaltable animé japonés se combinó con personajes reales y
pescados voladores. La letra más que linda. Shima
Uta (Canción de la Isla) ganó varios premios y fue interpretada por el genial Alfredo Casero.
Hebert
Grönemeyer interpretó Celebrate the day para
Alemania 2006, junto con otras canciones para darle más contenido
internacional. Así, Il Divo y Toni Braxton cantarían Times of our lives, Shakira y Wyclef Jean, Hips Don’t lie (y con esto Shakira entraría como cantante
mundialista oficial y comodín “por las dudas”) y Bob Sinclair el más conocido Love generation. El video de Celebrate the day se refiere específicamente
con sus imágenes, al deporte en cuestión, mientras que Love generation narra la tierna historia del niño que recorre el
mundo en su bicicleta acompañado por la mascota Goleo VI.
Sudáfrica
2010 le dio el pase a Shakira con el Waka
waka que nos hizo vibrar. Similar es ahora el We are one de Pitbull, Jennifer López y Claudia Leitte.
La onda, desde hace un tiempo, es que sea una música
pegadiza, los cantantes de distintas latitudes para hermanar pueblos, que se
vean en el video características de la cultura anfitriona y que sus imágenes sean
emotivas e impactantes. Lo logra a veces, en otras se nota que se están
quedando sin creatividad. Y es que tal vez seamos muy nostálgicos, no demos
paso al futuro y sigamos pensando en el verano italiano. Lo cierto es que los
últimos héroes ya no están más.
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