sábado, 21 de junio de 2014

Cine: Videoclips mundiales: Los últimos héroes


EL MONTAJISTA

Ensayos y reflexiones sobre cine

 
Videoclips mundiales  

Los últimos héroes
 
Por María Julieta Escayola

 
Italia ’90  fue el tiempo en que disfrutó
cada partido como un niño

MJE

Además de la realización del campeonato internacional de fútbol, el Mundial genera en su periferia un sinfín de productos, desde los turísticos, culturales, marketineros (balones y mascotas) así como las canciones oficiales compuestas para la ocasión. Al promediar el 2014 ya hemos podido apreciar varios videoclips a lo largo de distintos  mundiales que utilizaron este particular lenguaje como medio de publicidad.

La extensión de los audiovisuales se divide en largometrajes (cuando supera los 60 minutos), mediometrajes (de 30 a 60 minutos) y  cortometrajes (máximo 30 minutos). Específicamente aquellos cortos que se dedican a promocionar una canción a través de recursos fílmicos se les suele llamar videoclips (haciendo referencia a que por lo general han sido grabados en formato de video). En ellos hay mayor experimentación, y por lo general se valen de relatos de tinte surrealista para expresar una idea o concepto que surge de la misma canción.

Sus orígenes pueden remontarse a 1920, cuando Oskar Fischinger creó piezas de imagen para temas musicales preexistentes. Ya en 1966 las canciones de The Beatles fueron representadas en videos conceptuales, y en 1974 el grupo sueco Abba hizo lo suyo. El 1 de agosto de 1981 MTV comenzó sus primeras transmisiones, y de esta forma se convirtió en el primer canal temático de música a través de este tipo de proyecciones.

La mayoría de las veces se desconoce la identidad de los directores de estos cortos. Situación incorrecta si las hay, pero que esta circunstancia está cambiando y de a poco estamos conociendo a los autores de estas obras.

Como dijimos anteriormente, el Mundial no estuvo ajeno a esta tendencia. En Italia 1990 la canción Un’ estate italiana (Un verano italiano) compuesta por Giorgio Moroder (Expreso de Medianoche) con letras de Tom Whitlock e interpretada por Gianna Nannini y Edoardo Bennato, fue quizás la más acertada, significativa y difícil de igualar. Todavía se escucha en las radios, en equipos de música de cualquier formato y es la primera en recordarse.

Y es que posiblemente además de su música, Italia 1990 sea uno de los campeonatos más sólidos y emocionantes de todos los tiempos por algún toque mágico difícil de descifrar. Fue bisagra de la industria mundialista al detectar la pasión que enciende los cuerpos cuando se aprecia un campeonato internacional. Definió a los verdaderos héroes. Porque el camino del héroe no es aquel que triunfa, sino es la forma en que uno emprende el camino y el tesón que se le pone. Italia ’90 fue un símbolo, un paso distinto, un último mundial verdaderamente vivido. 

En el videoclip se aprecia un gran colorido y una estética noventosa de la movida tecno de la época, algo kitsch y dos intérpretes que ponen garra a sus desempeños. Comienza esta moda de recrear la emoción de los goles.

 

Llegaría el turno de EEUU 1994. Con una intro de coro celestial a lo góspel y con características mesiánicas, Gloryland fue interpretada por Daryl Hall y Sounds of Blackness. El videoclip claramente olvidable.

 

En Francia 1998 la cuestión repuntó y fue el turno de Ricky Martin para interpretar La copa de la vida con destellos bien pop. Fue a partir de este año en que no sólo hubo una sola, sino varias canciones oficiales. Algunas se hicieron más conocidas que otras.

En el videoclip ya se pueden apreciar filmaciones de goles, de peleas y de situaciones futboleras (algunas bien bizarras). Se va apreciando una mejor tecnología. Pegadiza, con reminiscencias latinas y españolas, la canción hace una comparación entre la vida y la copa a ganar. Nos sigue dando cierto escalofrío algunas estrofas por lo ridículas que pueden llegar a sonar sin la música: “como Caín y Abel es un partido cruel, tienes que pelear por una estrella” (es decir, al fair play dejalo de lado y matalo a golpes al que está enfrente tuyo por un instante de estrellato) pero bueno, la intención está, porque después mejora cuando dice “consigue con honor la copa del amor”. Lo que queda es el Alé, alé, alé del estribillo que hoy se puede seguir escuchando (y que significa vamos en francés, no piensen que se refiere al argentino multi-todo Matías Alé, por Dios).   

 

La calidad llegaría de la mano de Corea- Japón 2002. Gran destreza en su filmación, estridencias, atmósfera de esperanza, de cosmos ancestral. Surrealista, el infaltable animé japonés se combinó con personajes reales y pescados voladores. La letra más que linda. Shima Uta (Canción de la Isla) ganó varios premios y fue  interpretada por el genial Alfredo Casero.

 

Hebert Grönemeyer interpretó Celebrate the day para Alemania 2006, junto con otras canciones para darle más contenido internacional. Así, Il Divo y Toni Braxton cantarían Times of our lives, Shakira y Wyclef Jean, Hips Don’t lie (y con esto Shakira entraría como cantante mundialista oficial y comodín “por las dudas”) y Bob Sinclair el más conocido Love generation. El video de Celebrate the day se refiere específicamente con sus imágenes, al deporte en cuestión, mientras que Love generation narra la tierna historia del niño que recorre el mundo en su bicicleta acompañado por la mascota Goleo VI.

 

Sudáfrica 2010 le dio el pase a Shakira con el Waka waka que nos hizo vibrar. Similar es ahora el We are one de Pitbull, Jennifer López y Claudia Leitte.

 

 
    La onda, desde hace un tiempo, es que sea una música pegadiza, los cantantes de distintas latitudes para hermanar pueblos, que se vean en el video características de la cultura anfitriona y que sus imágenes sean emotivas e impactantes. Lo logra a veces, en otras se nota que se están quedando sin creatividad. Y es que tal vez seamos muy nostálgicos, no demos paso al futuro y sigamos pensando en el verano italiano. Lo cierto es que los últimos héroes ya no están más.

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