Ficciones
En la soledad del monte
Por María
Guillermina Volonté
Relato inspirado en “Romance de la pena negra”, de
Federico García Lorca
Las primeras y tímidas luces del día comenzaron a
filtrarse a través de la vegetación del monte, destejiendo el maravilloso manto
luminoso que habían formado las estrellas en el cielo y que lo acompañó durante
las largas horas de su vigilia.
Había decidido pasar esa noche meditando
sobre su realidad y su irrealidad personal. Recostado sobre la húmeda gramilla
dejó transcurrir el tiempo, sin llegar a clarificar sus angustias.
De pronto la vio. Caminaba lentamente,
apesadumbrada, con la vista baja, rumiando su pena.
-
¿Quién eres?
¿Qué haces aquí en esta soledad del monte?
Ella sorprendida levantó bruscamente la
cabeza y cambió la expresión de su rostro por otra de orgullo, reflejando el
malestar que le producía la inesperada interrupción de ese joven indolentemente
tendido en el suelo, que osaba despabilarla de sus cavilaciones.
-
Me llamo
Soledad.
-
¿Soledad?
¿Sólo Soledad?
-
Sólo
Soledad, como la soledad del monte, como la soledad de mi corazón, como la
soledad de mi vida.
“Como mi soledad”, pensó él, pero no se lo
dijo…
Había quedado extasiado frente a la belleza
morena de Soledad, frente a esa cobriza piel, frente a esos ojos renegridos,
hoy velados por una honda pena y una tristeza que él adivinaba como una pena de
amor no correspondido, de amor traicionado, de amor abandonado.
Y así era. Soledad, al borde de las
lágrimas le confiesa que su vida ya no tiene sentido, que desearía terminar con
ella, que la amargura la invade, que no podrá nunca encontrar un remanso donde
acallar esa pasión que la invade y la consume.
Y él comprende en ese momento que las penas
se pueden compartir, que el sufrimiento y el desamparo no son sentimientos
exclusivos ni de él, ni de ella, esa Soledad del monte…
Que la negrura de la noche se está disipando para mostrarles la
bendición de una naturaleza que indefectiblemente les permitirá dejar sus
corazones en paz…
No hay comentarios:
Publicar un comentario