Deportes
La pelota no se mancha
Por Julia Volonté
El hombre
debe, puede y necesita jugar. El fútbol lo ha olvidado.
DANTE PANZERI
DANTE PANZERI
Hasta
donde llegan mis recuerdos, en mi casa se seguían con pasión los mundiales de
fútbol. Una tradición que continué religiosamente cada cuatro años. Pero por
primera vez he decido declararme anti mundial y no disfruto, con todo el ritual
necesario del hincha a mirar los partidos. Las razones son varias, pero sin
lugar a dudas la que mejor resume es la frase de Panzeri que inicia esta nota.
El periodista publicó un libro en 1967 que lleva por título Fútbol dinámica de lo impensado donde
entre otras cosas advierte los efectos que el progreso de la “revolución
industrial” provoca en este deporte. Señala que se ha puesto demasiado dinero
en juego lo que por un lado conlleva a una suerte de
deshumanización-desafectividad del jugador con el juego, al mismo tiempo se va
reemplazando al ídolo nacido por el ídolo inventado por el aparato publicitario. Puntualiza
que el fútbol se ha transformado en una industria del espectáculo derribando
así al fútbol como juego profesional y por ende se convirtió en el dominio de
minorías.
A la luz de este análisis como
interpretar las cifras siderales gastadas desde la FIFA y el estado brasileño
para acondicionar o hacer estadios por ejemplo. Por no hablar de las cifras
siderales que manejan en sus pases y sueldos los “ídolos” en este siglo. ¿Dónde
podemos ver en esos céspedes y botines el placer del y por el juego? .
A propósito de la industria del espectáculo, vemos cómo contradictoriamente se puede dar a publicidad para que el mundo se entere de los horrores que se viven en lugares distantes del mundo mientras se juegan los partidos. Así se pudo observar cómo en las tribunas del partido Argentina - Nigeria se denunció al grupo islamita Boko Haram http://www.elpais.com.uy/mundo/boko-haram-se-cuela-mundial.html
A propósito de la industria del espectáculo, vemos cómo contradictoriamente se puede dar a publicidad para que el mundo se entere de los horrores que se viven en lugares distantes del mundo mientras se juegan los partidos. Así se pudo observar cómo en las tribunas del partido Argentina - Nigeria se denunció al grupo islamita Boko Haram http://www.elpais.com.uy/mundo/boko-haram-se-cuela-mundial.html
Vemos que las líneas que separan el
fútbol de negocio y política se difuminan cada vez más. Y entonces es muy
difícil no entremezclar las opiniones futboleras con definiciones que van mucho
más allá porque poco queda de la pelota rodando en el verde. Y poco queda de
aquello que decía Panzeri que “exceptuando al hincha, que es todo pasión
romántica, a veces cándida o agresiva, pero romántica siempre, los demás
agentes del fútbol están sepultados por la angustia de las propias dimensiones
de su condición de negocio del espectáculo”.
Y por último rescatar esa imagen
maravillosa que nos deja el Negro Fontanarrosa en el Viejo con árbol https://es-la.facebook.com/notes/negro-fontanarrosa/cuento-viejo-con-%C3%A1rbol/22364627997
(para leer).
Ese fútbol donde la pelota no se mancha y
donde la pasión cándida del hincha conserva su mayor tesoro.
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