Ficciones
Una carta reveladora
Por María
Guillermina Volonté
Publicado en el libro "Cartas de Amor", Antología Internacional 2014,
Editorial Rosario, ISBN 978-987-3676-06-2.
La carta llegó a mis manos por casualidad el día en
que decidí ordenar el desván de la antigua casa de mis padres. Al levantar una
polvorienta pila de libros, cayó al suelo. Inmediatamente reconocí la elegante
letra de mi madre en ese papel amarillento por el paso del tiempo.
- ¿Será alguna carta escrita a mi padre?,
me dije.
Pero no, estaba dirigida a un tal Ernesto…
que no era el nombre de mi padre…
Me sorprendió el “Mi adorado Ernesto”, con que comenzaba y me inquietó terriblemente
el poder descubrir un posible misterio oculto de mi madre. Dudé en leerla, pero
la curiosidad pudo más:
“Te sorprenderá recibir esta carta luego de haber pasado juntos un fin de semana maravilloso – comenzaba la misiva –.
Lo que te diré me desgarra el corazón, pero
no he podido encontrar otra solución a nuestro dilema.
Mi pequeña hija me necesita y yo la
necesito a ella, mi marido jamás permitirá que me separe de él. Tú sabes
perfectamente que no lo amo, nunca lo amé, que nuestro matrimonio fue una
imposición de mis padres, pero no me queda otro camino que decirte adiós…
Nunca dejaré de amarte. Aunque no estemos
juntos, así nos sentiremos.
Con todo mi amor. Lucía”
¡No lo podía creer! Jamás había sospechado
que mi madre no había sido feliz en su matrimonio, jamás lo dejó traslucir.
Todos los momentos vividos en familia se agolpaban en mi memoria, nunca un
gesto que indicara sus verdaderos sentimientos, nunca una queja, nunca una
lágrima, por lo menos en mi presencia.
De pronto, caí en la cuenta de que si esa
carta estaba allí, si yo la había encontrado entre las hojas de ese viejo
libro, jamás mi madre la había enviado a su destinatario, ese desconocido
llamado Ernesto…
¿Qué significaba esto?
Me negaba a pensar en una doble vida de mi
inolvidable madre. Pero…la carta seguía allí, a pesar de los casi 50 años
transcurridos…
Lo que más me angustió fue comprender que
ya nunca podría saber la verdad y que la revelación que me llegaba a través de
esas líneas quedaría por siempre en la nebulosa bruma del pasado…
Bello, como siempre...
ResponderEliminarEsta ilustrísima académica es tb maestra en el campo inescrutable del alma y el corazón. Narradora nata. Hábil tejedora del suspense. Palmira Manolo Majadahonda
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