jueves, 31 de julio de 2014

Ficciones: Una carta reveladora


Ficciones

Una carta reveladora

Por María Guillermina Volonté

 

Publicado en el libro "Cartas de Amor", Antología Internacional 2014, Editorial Rosario, ISBN 978-987-3676-06-2.

  

    La carta llegó a mis manos por casualidad el día en que decidí ordenar el desván de la antigua casa de mis padres. Al levantar una polvorienta pila de libros, cayó al suelo. Inmediatamente reconocí la elegante letra de mi madre en ese papel amarillento por el paso del tiempo.

    - ¿Será alguna carta escrita a mi padre?, me dije.

    Pero no, estaba dirigida a un tal Ernesto… que no era el nombre de mi padre…

    Me sorprendió el “Mi adorado Ernesto”, con que comenzaba y me inquietó terriblemente el poder descubrir un posible misterio oculto de mi madre. Dudé en leerla, pero la curiosidad pudo más:
 
    “Te sorprenderá recibir esta carta luego de haber pasado juntos un fin de semana maravilloso – comenzaba la misiva –.

    Lo que te diré me desgarra el corazón, pero no he podido encontrar otra solución a nuestro dilema.

    Mi pequeña hija me necesita y yo la necesito a ella, mi marido jamás permitirá que me separe de él. Tú sabes perfectamente que no lo amo, nunca lo amé, que nuestro matrimonio fue una imposición de mis padres, pero no me queda otro camino que decirte adiós…

    Nunca dejaré de amarte. Aunque no estemos juntos, así nos sentiremos.

    Con todo mi amor. Lucía”

    ¡No lo podía creer! Jamás había sospechado que mi madre no había sido feliz en su matrimonio, jamás lo dejó traslucir. Todos los momentos vividos en familia se agolpaban en mi memoria, nunca un gesto que indicara sus verdaderos sentimientos, nunca una queja, nunca una lágrima, por lo menos en mi presencia.

    De pronto, caí en la cuenta de que si esa carta estaba allí, si yo la había encontrado entre las hojas de ese viejo libro, jamás mi madre la había enviado a su destinatario, ese desconocido llamado Ernesto…

    ¿Qué significaba esto?

    Me negaba a pensar en una doble vida de mi inolvidable madre. Pero…la carta seguía allí, a pesar de los casi 50 años transcurridos…

    Lo que más me angustió fue comprender que ya nunca podría saber la verdad y que la revelación que me llegaba a través de esas líneas quedaría por siempre en la nebulosa bruma del pasado…

2 comentarios:

  1. Esta ilustrísima académica es tb maestra en el campo inescrutable del alma y el corazón. Narradora nata. Hábil tejedora del suspense. Palmira Manolo Majadahonda

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