domingo, 3 de agosto de 2014

Teatro: Hija de D10s


Teatro

Hija de D10s

Por Julia Volonté

 

FICHA TÉCNICA:

Elenco: Dalma Maradona, con la participación de Mariano Bicain

Autoría: Erika Halvorsen y Dalma Maradona

Dirección: Erika Halvorsen

Coordinación de producción: Florencia Méndez Acuña

Escenografía: Alejandro Mateo

Vestuario: Denise Romano

Fotografía: Machado Cicala Morassut

Diseño audiovisual: Benjamín Amadeo

Ilustraciones: Costhanzo

 

    El domingo 27 de julio en la sala Enrique Muiño del Cultural San Martín, se presentó la última función de Hija de D10s, teatro documental. La obra que es un diálogo entre Dalma Maradona y un pibe maradoniano representado por Mariano Bicain se apoya en multimedia, fotografías y videos inéditos de Diego Maradona y su familia. Y los ya conocidos momentos gloriosos del astro en una cancha.

    El eje de la obra es el recorrido de la vida de Dalma y su compleja relación con la fama que la recibe al nacer. Y la complicada relación con su padre. A través de la ironía, por momentos la burla hacia ese D10s, que el público, futbolero o no, idolatra, la actriz abre la puerta de la intimidad familiar, y de sus recuerdos y su lugar como hija. Cuestiona las excentricidades de su padre como festejar su casamiento en la pizzería Las Cuartetas en calle Corrientes y luego la fiesta en el Luna Park y se pregunta a mi hermana y a mí no sé  quién nos llevó. Asimismo es una catarsis donde pone a flor de piel sus enojos cuando ante los caprichos de su padre deja al descubierto los roles invertidos.

    También es una crítica y reflexión sobre el público y la forma irracional en que venera al futbolista, como un fans que le hizo pintar la mano a Diego y se la apoyo en su panza para ir a tatuársela.

    El objetivo de la obra no es hacer juicios valorativos del astro, y ese es el pedido de la actriz, júzguenlo como futbolista, de todo lo demás me encargo yo nos dice.

    Es una obra para reír, y para una vieja maradoniana como la que firma esta nota, es una obra para llorar, al revivir los momentos gloriosos que alguna vez se disfrutaron en una cancha. Y es sin lugar a dudas una obra para la emoción por la dulzura con que Dalma abre su corazón para homenajear a través de la pirueta de la ironía a su padre.   

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