Turismo
Qué hacer en Baires en sólo tres días
Por María
Julieta Escayola
Fotografías: María
Julieta Escayola
Café
Tortoni
“Me verás volar por
la Ciudad de la Furia, donde nadie sabe de mí
y yo soy parte de todos”
Gustavo Cerati
Ya sabemos que Buenos Aires es inacabable. Siempre que
tomamos esos rumbos encontramos infinidad de motivaciones para quedarnos o
volver. Sabemos que es una ciudad inspiradora en todos los sentidos y una
especie de pulpo en el que se concentran y re-concentran infinidad de
propuestas. Sabemos también que es allí donde Dios atiende. Por todo eso y más
se pueden planificar diversos productos turísticos. Uno de los más importantes
es el turismo cultural en pleno microcentro y en el punto neurálgico de la movida.
En unas pocas cuadras a la redonda caminamos y encontramos de todo. Sobre todo lo recomendamos a la hora de armar
una de esas escapaditas de fin de semana largo que tan bien reconfortan al
espíritu y abren la cabeza.
El avión es una buena opción para
aprovechar todas las horas lo más posible además de dar tiempo al descanso. Es
recomendable salir temprano el primer día del feriado largo. Si bien hace un
tiempo la tendencia son los hostels,
también siguen vigentes los hoteles de Avenida de Mayo a mano de todo, o
también por calle Florida y sus laterales y por qué no sobre la mismísima Obelisco (Corrientes y Avenida 9 de
julio). En estas ubicaciones encontramos
una infinidad de alojamientos, prácticamente uno al lado del otro de todos
tamaños, precios y comodidades.
Es a partir de ese momento, una vez
instalados en el hotel, que salimos hacia la calle y volvemos MUY tarde. Porque
Buenos Aires nos obliga a ver recovecos, mitos, pasado, historia, geografía,
buscar, hurgar, descubrir.
En el barrio de San Nicolás, la Casa de San Juan es uno de esos sitios
para recorrer en la calle Sarmiento 1251. Comprada por Domingo Faustino
Sarmiento para vivir con su familia, fue su única propiedad formal. Allí se
había instalado el taller de su nieta, artista plástica destacada. El Estado
Nacional la compró en 1947 y la declaró Monumento Histórico Nacional hasta que
en 1980 el Ministerio de Bienestar Social transfirió el dominio al Estado de la
provincia de San Juan que desde 1984 la utiliza como Casa de San Juan en Buenos
Aires. Su fachada contiene ornamentos italianizantes y es la típica casa
chorizo en torno a tres patios. Tiene aljibe y conserva un retoño de la higuera
de la casa natal del prócer.
Enfrente, en calle Sarmiento 1272,
nos topamos con la Casa de la Empleada
fundada por el Monseñor De Andrea en 1932.
El terreno fue transferido por la Unión Popular Católica Argentina y
construida por los arquitectos Gallardo y Cuomo. Su finalidad era albergar una
mutual de empleadas con espacios para la asistencia y una residencia para las
religiosas a cargo de la capilla en el subsuelo. Es interesante destacar que el
5 de julio de 1935 tuvo lugar la primera manifestación pública del Día de la
Empleada. Allí se concentraron en la sede, recorrieron Talcahuano y Avenida de
Mayo hasta la Plaza del Congreso. Dicha manifestación conjugaba una celebración
feminista- política- gremial y religiosa. Hoy se siguen realizando todo tipo de
capacitaciones.
Y ya que estamos, nos dirigimos a
Sarmiento 1334 (la otra cuadra nomás) en donde el Club del Progreso implica un lugar ineludible a la hora del paseo
cultural. Con una impronta de aquellas, cuenta con biblioteca, restaurante, la
posibilidad de hacerse socio del Círculo Cultural y varias actividades más,
entre las que podemos mencionar ciclos de cine, cursos de Historia de las Ideas
u óperas. Uno de sus miembros actuales es la reconocida periodista Magdalena
Ruiz Guiñazú, redactora del periódico mensual La Gazeta del Progreso.
Caminando un poquito más, en Mitre
al 1300 nos encontramos con el pasaje Rivarola. En una sola callecita
construida con estilo neoclásico francés por la firma Petersen, Thiele y Cruz
hacia los años ’20 es una auténtica joyita. Ha sido enteramente planificada en
espejo, de tal manera que la misma puerta que uno ve del lado izquierdo está
del lado derecho. Pintoresco y parisino, el pasaje tiene ese que se yo.
Unione e
Benevolenza es
actualmente la Asociación Italiana de Mutualidad e Instrucción. Situada en la
calle Perón 1362 fue fundada por inmigrantes el 17 de julio de 1858 con el
objetivo de aunar voluntades para la colectividad italiana, socorrerla,
educarla y cooperar conjuntamente. Allí hubo una escuela primaria, una
reconstrucción de manos de los socios Francesco Taiana y Aquiles Maverof con un
estilo bien ecléctico y un reconocimiento posterior de la Comunidad Europea.
Para concluir el trekking urbano, está bueno tomar una
visita guiada nocturna al Palacio Barolo, gemelo del mítico Palacio Salvo de
Montevideo, sólo que este parece ser el gemelo tapado, y que es cuestión
solamente de destapar. Su nombre se debe al productor agropecuario Luis Barolo
quien encargó esta imponente construcción al arquitecto Mario Palanti. El
Palacio Barolo tiene una arquitectura sólida y hermosa inspirada en la Divina
Comedia del Dante. En todo momento hay alusiones a la obra literaria (planteado
con una planta baja que representa al infierno, pisos del purgatorio y un cielo
al que es muy difícil llegar) a la vez que contiene intensa simbología. El
Barolo está a un paso de nuestra vista, sobre Avenida de Mayo 1370. Uno camina
por allí y no se da cuenta del valor que significa pasear por sus oficinas. En
lo alto, el faro que ilumina la ciudad de Buenos Aires atrapa y subyuga.
Una vez realizada la recorrida del
Barolo, llegó la hora de ir a una pizzería (que no va a ser difícil encontrar)
y pedir una buena porción de fainá. Las cuartetas siguen diciendo presente en
la ciudad porteña.
Para finalizar el día, no se puede
evitar el cafecito en el tradicional Tortoni,
en Avenida de Mayo 825. Emblemático, pintores, escritores, periodistas y
músicos han pasado por este lugar, entre los que podemos mencionar a Benito
Quinquela Martín, la Agrupación de Gente de Artes y Letras, Jorge Luis Borges o
Adolfo Bioy Casares.
Al otro día es altamente
recomendable pasear por la calle Corrientes, sacarse fotos, recorrer las mil y
una librerías con ofertas de otro universo o las casas de venta de películas
originales con títulos para dejar la boca abierta a cualquier cinéfilo de ley.
El Paseo La Plaza, la editorial Djaen (especializada en cine), el teatro San
Martín y tantos otros espacios nos
invitan a un verdadero recorrido por todos los sentidos. El gato negro, en calle Corrientes 1669, es el rincón ideal para
tomarse un café a mitad de mañana y ver la cantidad de productos y especias de
colección que tiene en su interior.
Por supuesto que es cita
impostergable pasar por un teatro. Además de verlo y sacarse fotos, hacer
turismo cultural implica entrar y disfrutar de las obras que ya son una
garantía en Buenos Aires. Y es que la
ciudad de la furia está hecha de teatro.
El último día que nos queda del
finde largo es ideal para caminar por la calle Florida y ver las tiendas de
ropa que están en oferta y deleitarse con los edificios que se mantienen
inalterables. Centinelas de un pasado repleto de historias y una ciudad que, si
bien le da la espalda al puerto, alberga relatos en su interior que sólo el
turista inquieto puede descubrir. Y decimos turista y no viajero, ya que éste
último es la nueva moda, la tendencia, pero el turista… ese siempre estará.
Buscando anécdotas, buses, tours y guías que lo ayuden a su recorrida.
Ya es hora de entrar a las Galerías
Pacífico con salidas por calles Florida, Córdoba, San Martín y Viamonte.
Declarado Monumento Histórico Nacional por su arquitectura y sus murales, tiene
visitas guiadas y es una suerte de shopping- galería de arte que invita al
convite y a elegir la variedad que ofrece el patio de comidas. Dentro de él, el
Centro Cultural Borges siempre nos está esperando con una muestra para
desasnarnos con las artes plásticas.
Es hora de partir. Hay que llamar un
taxi para no perder el vuelo que nos lleve a nuestro origen. Pero nos vamos con
la firme convicción que entre Buenos Aires y nosotros hay un pacto secreto
(obviamente no revelable) que en algún momento y cuando la oportunidad
disponga, nos volveremos a encontrar.
Muy bueno el post. Yo agregaría el segundo día en la tarde: Recoleta, y si nos quedáramos un día más: el Tigre. Besos. Paula
ResponderEliminar