martes, 2 de diciembre de 2014

Sociedad: Cosas de perros


Sociedad

Cosas de perros

Por Fernando Volonté

    El pasado sábado 29 de noviembre, a media mañana, encendí la radio para enterarme de las últimas noticias, oportunidad en la que por la emisora que estaba sintonizada comenzaba una entrevista con el señor Hugo Bilbao, titular del Organismo para el Desarrollo Sostenible (OPDS), con motivo de una reciente resolución de dicho organismo que establece para esta temporada que todos los balnearios del litoral marítimo bonaerense deberán tener un plan para clasificar su basura, así como el transporte para disponerla correctamente, como también tendrán la obligación de mantener limpia la porción de playa que ocupan.

    Fue entonces que al periodista que efectuaba el reportaje se le ocurrió preguntar qué pasaría con los perros en la playa, respondiendo de inmediato el funcionario que dicho tema era jurisdicción de cada uno de los municipios que están facultados para el dictado de las normas respectivas. No conforme con la respuesta, el periodista le requirió cuál era su opinión personal al respecto, reiterando lo anterior, el funcionario mostró su indefinición o sea “tiró la pelota afuera” a nuestro real entender.

    De inmediato nos vino a la memoria escenas vividas hace dos o tres años en el balneario de Villa Gesell. Caminando por la playa hacia el sur, y al llegar a la altura del Paseo 115, nos encontramos fijo sobre la arena un cartel indicador que decía: “Prohibido bajar con perros a la playa. Ordenanza Municipal Nº Tal/Año Cual”. Allí tomamos conocimiento de la existencia de la norma, como también que nadie se encargaba de hacerla cumplir, porque los perros bajaban con sus dueños a la playa y andaban de aquí para allá.

    Al día siguiente bajamos temprano a la playa, y vimos como un perro hacía sus necesidades y su dueño de inmediato las cubría con arena. En esta oportunidad decidimos hacer la caminata hacia el norte, luego de unas 20 cuadras, en un lugar donde ya habían acampado otros turistas, nos sentamos en la arena y presenciamos esta escena: una señora caminaba por la orilla con su perro, éste se corrió hasta la arena seca e hizo sus necesidades y regresó con su dueña. De inmediato una turista próxima, se levantó de su asiento, y con una palita y una bolsita de plástico juntó los excrementos, se dirigió hasta la dueña del perro quien ya reiniciaba su caminata, y alcanzándole la bolsita le dijo: “señora, se olvida de esto que es suyo”    

    La escena nos había impactado. Regresamos lentamente comentando cómo eran los comportamientos de las personas. Por un lado  las que no les importa el prójimo e ignoran a quienes las rodean, y por el otro quienes dan un ejemplo de lo que significa la vida en sociedad. Al llegar a la zona donde habíamos bajado más temprano, ya había numerosas sombrillas instaladas, y por donde aquel dueño había tapado con arena lo que dejó su perro, un pequeño de apenas un año jugaba en la arena cavando con su palita y llenando su baldecito…

     Conclusión: Las normas están hechas para ser cumplidas por todos los habitantes –para éste como para todos los casos-, si las ordenanzas no permiten el ingreso de perros a la playa, no se puede ir con ellos. Lo cual no es impedimento para que aquel turista que pueda viajar con su mascota a la zona balnearia lo haga, y que salga a pasear con el mismo por los lugares permitidos, llevándolo con su correa y levantando sus deposiciones. 

 

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